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Febrero 14, 2007
Nefasto y la tiranía del papel
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - Calificar como una tiranía
del papel al ejercicio de una democracia del chisme y el cuéntame
tu vida "para controlarte mejor", es un acto de mala voluntad
contra el noble entrometimiento gubernamental en la vida privada de cada
ciudadano.
Pero aún nos duele más si se es un colega quien asegura
que "desde que sajan tu cordón umbilical y lloras de vida,
estás condenado a la tiranía del papel", pues afirma
que "todavía no controlas tu esfínter y ya eres una
cifra, una simple planilla, o un expediente con tus pelos y señales
desde que naces hasta que mueres.
Y todo por el rigor profesional que muestran nuestros especialistas en
papeleo para dar por cierto un hecho, certificar un caso y poner el respectivo
cuño.
¿Acaso no hay que ver para creer? ¿Tocar para sentir? ¿Y
acuñar para que un cuerpo cobre vida material, se empapele y pueda
demostrar a cada paso lo real de su existencia?
De no tener grabado el primer grito al nacer, la evidencia gráfica
del cordón umbilical, y un expediente que recoja -con foto y certificaciones
acuñadas- desde el inaugural pomo de leche bajo control, hasta
el póstumo envío de cerelac sobre la tumba, ¿cómo
asegurar que una persona es quien dice ser, aunque la conozca toda la
nación?
Sin un papel que acredite que en realidad nació, vive allí,
trabaja o estudió acá, nadie tiene derecho a ser tomado
como gente, al menos en una sociedad empapelada como la nuestra.
Se precisa indagar, acudir al ADN, a las asambleas de rendición
de cuentas del Poder Popular, a la libreta de racionamiento. Es necesario
aparecer en el registro de vacunas contra la rabia, en el libro de condolencias
por la muerte de Mustafá El faquir, la lista de participantes en
una marcha del pueblo combatiente, la relación de donantes de órganos
voluntarios, el catálogo "cuéntame tu vida" del
comité, la policía y los fumigadores, pero ni aún
así tendrá existencia real mientras no aparezca el certificado
de nacimiento.
Y ese es el caso de una señora que dice llamarse Mirtha Rosa Pablos
desde hace 76 años, pero que legalmente aún no ha nacido
al perder su carné de identidad, y estar desaparecida el acta notarial
que da fe de su llegada al mundo.
¿Cómo saber si existe, aunque esté parada ahí,
proteste, se irrite, blasfeme, nos mande pa'l carajo, diga que necesita
cobrar la chequera, hacer otros trámites, viajar, si no tiene carné
de identidad?
¿De qué forma sabremos si es real aunque nos enseñe
firmado con su nombre el cupón de pago de la electricidad, el agua,
la vivienda, el tarjetón de los medicamentos, la autorización
de la dieta, el diploma por el trabajo voluntario, la cita para una reunión
de mujeres federadas, si no tiene carné de identidad?
Algunos hipercríticos podrían señalar que somos extremistas,
pero sólo cumplimos con el deber de un funcionario que odia la
corrupción, desprecia el amiguismo y pone los intereses de la Patria
por encima de cualquier desgarradura personal.
Y para que vean si somos nobles, si en verdad queremos resolver esta sencilla
situación, sólo le exigimos que para devolverla a la vida
real, al derecho a gozar de una existencia real con libreta de racionamiento
y todo lo demás, nos presente tres testigos mayores que ella, es
decir, un trío de muchachotes de 86 años, y enseguida obtendrá
una existencia plena.
De lo contrario, tendrá que aguardar porque se capture al carterista
que la despojó de su carné de identidad, que los funcionarios
de Pilón encuentren su partida de nacimiento, o que los papeliteros
del Cerro localicen la tarjeta de datos donde se inscribió.
Y aunque estos pequeños trámites nunca duran más
de 20 años, para que nuestro colega vea que no vivimos en una tiranía
de papel, le aconsejamos consiga los testigos de 86 años, con sus
respectivas identificaciones, y ella volverá a la vida, y hará
creíble que se llama Mirtha Rosa Pablos a la hora de cobrar su
chequera o comprar el cerelac.
Aclarado el asunto, abierto un expediente sobre la explicación,
con original y mil copias; llenada la planilla de solicitud para hablar
del tema, y acuñada la entrega y la recepción de la queja:
¿Alguien duda de la nobleza y propósito de una tiranía
de papel que toma en cuenta a las personas que legalmente no existen?
Así que no se altere y mire lo que dice o hace, porque si "Ana
murió de un sonetazo", usted puede morir por falta de carné
de identidad.
Eso se los aseguro yo, Nefasto, "El tirano de papel".
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