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Enero 24, 2007
¿Y la cuna del bebé?
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - Semana tras semana le crece
el vientre a la futura madre. Y le crece la preocupación obsesiva
por la cuna del bebé. No la venden en ninguna parte. Ocasionalmente
en las tiendas dolarizadas, a precios de infarto.
El vía crucis para conseguir una cuna involucra no sólo
a la gestante. Familiares, vecinos y amigos se lanzan a la búsqueda.
Todos pueden ayudar. El rumor se extiende por el barrio, la ciudad, llega
a las provincias donde residen algunos parientes: ¿Quién
vende una cuna?
La respuesta precisa y preciosa puede llegar de cualquier lugar. El cubano
es siempre solidario. La niña (o el niño) tendrá
su cuna.
Es difícil de encontrar en un almacén. La cuna se considera
un mueble precioso. Quizás esté escondida en un rincón,
con una pata coja, atacada por el comején luego de soportar los
orines de varias generaciones de bebés. La cuna jamás recibirá
el calificativo de trasto.
Otra posibilidad es acudir al carpintero. Pero, ¿dónde encontrar
uno? La carpintería, como otros tantos oficios liberales, está
prácticamente desaparecida. Si aparece el carpintero dispuesto
a construir la cuna, habrá que averiguar si posee licencia comercial.
La ilegalidad encarece el precio por el riesgo de multa, decomiso y hasta
la confiscación del oculto y precario taller.
Cliente y artífice tendrán que acordar quién encuentra
o pone la madera, clavos, tornillos, pintura y barniz, siempre presionados
para terminar la cuna antes del alumbramiento. Habrá que "reciclar"
madera de puertas, ventanas, marcos, vigas de techo, o de la tala furtiva.
El estado controla toda la madera del país y la importada y no
la vende a particulares.
Años atrás se autorizó la venta de muebles nuevos
fabricados por carpinteros particulares: juegos de sala, comedor, cunas
y camas. Pronto se suprimió la licencia. Se alegó la procedencia
ilícita de la madera, con insuficiente secado y el consiguiente
deterioro del mueble a corto plazo.
Los carpinteros evaden la persecución produciendo muebles por encargo,
sin exhibición, de lo que generalmente se ocupan comisionistas
apertrechados de muestrarios fotográficos.
Hay quienes piensan que la baja natalidad en Cuba se debe a que no hay
cunas, y si alguna aparece no hay espacio donde colocarla, y mucho menos
manera de alimentar mejor al recién nacido.
Otros creen que la culpa por los problemas con las camas y las cunas la
tiene el conquistador español que las introdujo en Cuba, menospreciando
la útil, cómoda y barata hamaca de los indígenas
cubanos.
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