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Enero 22, 2004 El rap de los cleptómanos LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - En un país donde primero entrará un contenedor de pantalonetas y un camión de plátanos burros robados por el ojo de una aguja que una langosta en la cazuela de un trabajador, nos hemos propuesto acabar con el robo. Ya está bueno de que los cacos se hagan caca en las medidas, los acuerdos, las directrices, los decretos, las normativas y en los llamados a la conciencia y el Juramento de Baraguá. No es posible sufragar los gastos de más policías de policías, vigilantes de vigilantes, cuadros de cuadros, pues de seguir así nos hundiremos en las ruinas de las ruinas donde sobrevivimos. Basta de apostar por la clase trabajadora, la integridad de los comunistas y mucho menos por la arcilla de un hombre nuevo que está en falta en los laboratorios del partido, aunque se anuncie la sobreproducción. Pondremos a ladrones a vigilar a los ladrones (o en cubano, "luchadores", que no es lo mismo pero es igual). Los más de 131 mil Comités de Defensa de la Revolución en el país darán continuidad al perfeccionamiento del sistema de vigilancia popular a través de los 239 Destacamentos Mirando al Mar, los 1,500 Oteando en Azoteas, Balcones y Maletines, y los sepetecientos que montarán observatorios antirrobos de bolsillo a bolsillo, de mano a mano, sin dejar de indagar en jabas, calcañales, orejas y otros puntos neurálgicos para ocultar delitos. La población no comprará nada mal habido. No comerán chícharos, legumbres, mamoncillos y mucho menos podrán adquirir fricandel, PPG, almohadillas sanitarias, plomo, harina ni picadura de tabaco, merucos, salbutanol o keroseno, gasolina y manteca de corojo. Si Felipe Blanco dejó sin cuevas a los majases en su famoso sucu-sucu, nosotros dejaremos sin posibilidades de intercambio a estafadores, Cisneros, algunos responsables de almacén, gerentes, guardias nocturnos y diurnos y otros cuerpos extraños en la flora y la fauna cleptómana que saquean el país en menor escala que cientos de mayimbes. Es hora de acabar con esa cancioncita en tiempo de rap que nos echa palante como si todos los "sustractores" fuéramos iguales, y que dice así: Tabacos, colchas, ron, a lo cubano, Resulta inquietante que una melodía tan contagiosa ande de boca en boca por la calle. Puede aumentar la competencia, y el cinco por ciento del total de trabajadores cubanos que aún no han sustraído de su centro laboral aunque sea un litro de aceite o cualquier cosa que se coma, beba o se mire para consumir o vender, quizás se decida. Hay que tomar medidas radicales contra el robo, el desvío de recursos y demás vicios heredados del capitalismo salvaje y del comunismo domado en la indigencia. Es urgente acabar con ese rap del cleptómano, porque de lo contrario, al paso de unos años sólo podremos comerciar pedazos de balcones, agua de alcantarilla embotellada y sellos de proeza laboral, medallas de vanguardias o diplomas de "cero faltante", porque no habrá nada que sustraer. Ante peligro tan grande, digamos a toda voz: ¡Abajo los rateros! ¡Vivan los luchadores! Con saludos revolucionarios y cleptománticos, se despide de ustedes y firma la presente, Ali Babá Rojo de la Cruz Verde. cnet/09
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