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Septiembre 29, 2003 Zoológico patriótico LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - La revolución cubana no abandona a sus hijos. Y menos si es un mulo aguerrido y servicial que acompañó a Ernesto "Che" Guevara por la serranía del Escambray en el año 1958. Murió de tétanos, sí -el mulo- pero no por falta de cuidados. Los cubanos preferimos renunciar a todo antes que abandonar a un mulo tan preciado para la historia de la patria. Que un equipo de especialistas de la Dirección Provincial de Patrimonio de Sancti Spíritus haya decidido restaurar el mulo -de carácter dócil, y muy fuerte, según mulófilos del Juventud Rebelde sabatino- para mostrarlo en el municipio de Fomento, tierra de sus correrías y hazañas, donde fue utilizado por el Che en Guinía de Miranda, denota la sensibilidad de los cubanos. Un mulo revolucionario merece todos los homenajes y el respeto de las nuevas generaciones. Basta con saber que sin ningún tipo de presunción, sin el culto a la animalidad que le significaba traer al Che en su lomo, él nunca respondió a otro apelativo que no fuera el de mulo, como muestra humilde de su entrega desinteresada a una causa sin par en los anales de la historia. Subió y bajó lomas por todo el Escambray espirituano, sin aspirar a la gloria de Bucéfalo, un simple caballejo que si bien cruzó el Helesponte, el Tigres y el Eufrates en las escaramuzas que libró su jinete, Alejandro Magno, allá por el no muy lejano 331 ADC, no tuvo la suerte de atravesar el río Yayabo y otros arroyuelos y pantanos del territorio central de nuestra isla. Tampoco soñó con ser Platero, esa motita de algodón que tanto ha dado que hablar sin siquiera tirar un rebuzno a los fascistas españoles, ni pasar el hambre y la sed que soportó nuestro insigne mulo en sus campañas libertadoras. Jamás envidió al Babieca, de Rodrigo Díaz de Bivar, el Cid Campeador, en sus cruzadas contra los moros, ni quiso ser una simple estrella literaria como Rocinante, más loco y desvalido que su amo Don Quijote, al embestir los molinos de viento. Y muchos menos comulga con el burro de Mayabe, por borrachín, ni con el de Bainoa, todo vanidad, así como detesta al gallo de Morón por pendenciero, a Ubre Blanca con todo y su monumento, y ruega porque algún día se haga justicia, y en un zoológico patriótico que se levantará en la Isla, sólo sean mostrados los animales que contribuyeron al triunfo de la revolución. Entre los aspirantes, piensa el mulo, deben ser elevados a la categoría de héroes los cinco gorriones que defecaron en la camisa de un sargento de la otra dictadura cuando paseaba por un parque; las palomas amaestradas que se posaron en el hombro de Fidel mientras se dirigía al pueblo en enero de 1959, y los descendientes de una puerca jíbara que en su estampida salvó a los rebeldes de caer en una emboscada del ejército de Batista. También propone un "establo histórico" para la caballería que al mando de Agramonte rescató a Sanguily; un chiquero-museo para los puercos que alimentaron a las tropas guerrilleras en su invasión desde Oriente hasta Occidente, y un parque natural con montañas y riachuelos artificiales para el arria de mulos que llevó los pertrechos del Che hasta la Pata de la Mesa. Y para todos los perros, guanajos, bueyes y carneros que a lo largo de la lucha supieron vislumbrar el futuro, y se entregaron a la revolución hechos piltrafa, bosteces, jamones, morcillas o fricasé, sin protestar un solo instante. Es digno de admirar el rescate del mulo, su restauración. Debemos solicitar un día de haber de cada trabajador para que no falte el presupuesto de la restauración, y si es necesario, desviar los recursos asignados a la construcción de las viviendas destruidas hace diez años por un huracán o los del hospital infantil que hace veinte se intenta edificar en las afueras de la ciudad de Bayamo, como gesto de la entrega y patriotismo de un pueblo que "mientras más conoce a la gente, más quiere a su mulo". No importa si hay que donar otra libra de azúcar o de arroz, ni si es preciso renunciar al cuarto de carne de res que se vende a cada núcleo el 26 de julio de cada año. El mulo, primero. Es imprescindible mulorizar laconciencia, cuadrupecer la entrega y rebuznar revolucionariamente si queremos ser la avanzada del futuro comunista. ¡Gloria eterna a los mulos, caballos, cerdos, guanajos, bueyes, carneros, palomas y gorriones que ofrendaron sus vidas, junto a los hombres, por la libertad de la patria! Al llamado para restaurar al mulo, digamos presente. cnet/09 LUX INFO-PRESS CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente. |
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