Octubre 23,
2002
Instructores de Arte: de la frustración al exilio
Víctor M. Domínguez, Lux Info Press
LA HABANA, octubre / www.cubanet.org - El sistemático seguimiento de
los problemas que afronta la enseñanza artística en Cuba, basado
fundamentalmente en debates ideológicos y no en solucionar la ineficiente
base material de estudio, el deterioro de muchas instalaciones y las
perspectivas reales de los educandos al graduarse, demuestran la ineficacia de
un programa cuyos únicos logros consisten en repetir promesas.
Calificados como un ejército al servicio de los ideales
revolucionarios, como fuerza de choque contra las bombas culturales de la
globalización, los futuros artistas e instructores de arte embadurnan,
desafinan o dan un traspié danzario en su afán de encauzar el
talento al caer bajo el yugo de actividades políticas como las marchas
combatientes, los homenajes póstumos, y las loas a los indescifrables
rumbos de la revolución.
Atrincherados, no reunidos en el aula, en combate y no practicando sus
instrumentos, comprometidos con la "batalla de ideas" y no con el
desarrollo de la cultura artística universal, los jóvenes
estudiantes deben primero conocer el alcance de una bazuka, las perspectivas de
una tribu nabuleyengue y el número de zacatecas inmigrantes, antes que
distinguir una fusa de una semicorchea.
Ya graduados de nivel medio, cumplido su servicio social e investidos como
instructores de arte la mayoría, comienzan a pelear por un magro salario,
comienzan a envejecer pegando recorticos de efemérides revolucionarias en
los murales de las desoladas Casas de la Cultura, o se dedican a rescatar
instrumentos que de sus buenos tiempos sólo conservan el nombre.
Algunos graduados, los de mayor fortuna, logran formar un buen septeto y
tratan de conseguir un empleo que les proporcione dólares -o sea, en
alguna instalación de turismo- o de obtener un viaje de promoción
por Tonga o Etiopía.
Otros, los menos entusiastas con los planes de la revolución,
abandonan el barco guerrero-cultural, aprenden a defenderse en el mercado de
seudoarte para turistas o se hacen santeros en busca de un milagro que les
permita obtener la visa hacia cualquier destino e irse con la música, la
danza, las artes plásticas y la literatura a cualquier parte.
Al decir de los ex instructores de arte Rafaela Téllez Vega, Orlando
Ginarte, Mariela Rosales, Ramón Galardy y Julio César Leyva, entre
otros, de incumplidas promesas revolucionarias está empedrado el camino
que conduce de la frustración al exilio.
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