Reporte dramático

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - El domingo, alarmado por los informes, llamé por teléfono al colega Rafael Ferro Salas,  vecino del reparto Calero, en Pinar del Río. El periodista independiente se quejaba de que el huracán arrancó las ventanas de su casa.

Su desazón se debe a la situación personal que confronta y al escenario que lo rodea, definido por los medios de comunicación del gobierno como desastroso. Su edificio, construido en la década de 1970, perdió todos los ventanales.

En la noche del mismo día, otro reporte me vino de un bibliotecario independiente, residente en Isla de la Juventud.  Él  y su familia vieron, desde el refugio donde se encontraban, desplomarse su vivienda de mampostería en la ciudad de Nueva Gerona.
Esas trágicas historias pueden contarse por miles en los territorios afectados por el huracán el 30 de agosto. Sus victimas se enfrentan a la destrucción de sus viviendas, del sistema energético y a la escasez de agua. Se añade, además, la ineficiencia del Estado para proveer asistencia en circunstancias tan dramáticas.

Es poco probable que las victimas de Gustav en la zona occidental, como los habitantes de Niquero y Pilón en la provincia Granma, puedan recibir de manera eficiente y rápida la ayuda proveniente de otros países.

Los vecinos de Niquero, Pilón y otras comunidades del sur oeste de la Sierra Maestra, en Oriente, se vieron afectados por el huracán Denis en el año 2005. Más de siete mil casas se derrumbaron. Tres años después sólo se han construido algo más del 50 por ciento.

No obstante, la ineficiencia del Estado no ha destruido el espíritu de los criollos, quienes rápidamente comienzan a desarrollar mecanismos para sortear las dificultades a las que se enfrentan. Entre estos mecanismos prima la solidaridad entre familia y los vecinos.

Se sabe de grupos que desarrollan mecanismos de ayuda, como el Partido Liberal Nacional de Cuba (PLNC) y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR). Estas organizaciones hicieron un llamado para respaldar a las victimas del fenómeno meteorológico; y aunque los resultados de su convocatoria se podrán considerar modestos, los ejemplos de fraternidad implican que la sociedad sigue moviéndose.