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26 de diciembre de 2008
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Retretas y rumbas

Leafar Pérez 

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) – Casi siempre se identifica a una nación por su música y las tradiciones vinculadas a la misma. Decimos tango y pensamos en Argentina, samba y aparece Brasil.

Los cubanos somos pródigos en crear géneros musicales, desde el danzón hasta el son, pasando por la el cha cha cha, el mambo y la guaracha.
Varios de esos ritmos han logrado sobrevivir al tiempo. En cambio, otros géneros han ido perdiendo espacios y hoy son desconocidos o pasados de moda.

Las retretas surgieron hace más de siglo y medio. Estas bandas de conciertos cultivaban el mejor género musical de su tiempo. Para los pueblos pequeños era un orgullo tener su propia banda de conciertos. La sinfónica de los parques, como se les conoce, interpretaban polcas, pasodobles, danzones, contribuyendo de esta manera a que ricos y pobres, negros y blancos, citadinos y habitantes de pueblos pequeños pudieran disfrutar de lo mejor de la música.

Una anécdota muy famosa refiere un hecho ocurrido durante las gestas independentistas relacionado con una retreta. En 1872, el General Calixto García, al atacar la ciudad de Holguín ocupó los instrumentos de la banda municipal, pues sus integrantes, a pesar del tiroteo, no dejaron de tocar el concierto planificado.

En 1940, Walt Disney visitó La Habana y filmó a los rumberos en los solares habaneros. Los dueños del exclusivo  hotel Nacional tuvieron que permitir que negros tamboreros tocaran para los sonidistas que acompañaban a Disney, música que después se incorporó a varios de sus dibujos animados. Este género musical convirtió a los solares en templos donde se reunían los más afamados rumberos como Chano Pozo o personajes como Malanga y Papá Montero.

La cultura cubana puede enorgullecerse de que las mujeres fueran las que lograron que el mundo se enamorara de la rumba y que se relegara la idea de que era música de negros y marginales. Rita Montaner, Celeste Mendoza, Merceditas Valdés y la inolvidable Celia Cruz pasearon la rumba por los más distinguidos escenarios internacionales.

Antes del triunfo de la revolución, también las bandas de concierto que ofrecían las retretas gozaban de buena salud; después. el nuevo gobierno minimizó su importancia. Abandonadas durante años, sus integrantes enfrentaron la disyuntiva de ir a orquestas bailables con más remuneración, así como tuvieron que enfrentar la invasión de ritmos extranjeros. Las retretas y la rumba cayeron en el olvido ante otros géneros musicales como la salsa o la Nueva Trova. Unas pocas agrupaciones como Los Muñequitos de Matanzas, Yoruba Andabo, Los Papines y Afrocuba mantuvieron viva la rumba contra viento y marea.

En la década del 90, con la apertura al turismo nos dimos cuenta que los extranjeros sabían más de la rumba que nosotros, y precisamente el folclor fue el que incrementó el turismo del país. El gobierno vio en nuestras tradiciones más autóctonas un negocio extraordinario, sobre todo por lo barato de la inversión: dos negros, dos tambores, ropa adecuada, muchos collares, un tabaco y una criolla bailando con movimientos tentadores. De ahí que se le diera la importancia requerida y pasara a ser prioridad nacional que en cada rincón de la isla con afluencia de visitantes extranjeros, no deben faltar rumberos, soneros y hasta santeros del gobierno ofreciendo misas espirituales.


Ahora es el gobierno el que quiere rescatar nuestras costumbres: en el evento musical Cubadisco 2008, se realizó la rumba más larga del mundo, y en el parque Trillo, en el barrio Cayo Hueso, se erigirá una estatua a Chano Pozo. También ahora es posible disfrutar en los parques de muchos pueblos y ciudades de las retretas. Ambos géneros musicales son una muestra del tesoro cultural de la nación, y que a pesar del olvido en que los sumieron, han sobrevivido y para beneficio de muchos, vuelven a ser cultivados.

 

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