LA HABANA, Cuba.- Claro que han sido las propias autoridades cubanas, con ese revuelo mediático a destiempo, las responsables de la incertidumbre ciudadana.
Una vez más el castrismo se lava las manos, a lo Poncio Pilatos. El Banco Central de Cuba ha desmentido los rumores que circulaban en las redes sociales, con respecto a que la unificación monetaria comenzaría el próximo 1ro de octubre. Nuevamente la “cándida” revolución cubana tiene que salirle al paso a los que tratan de confundir al pueblo.
Pero hagamos un poco de historia reciente. Pues a partir de aquel artículo aparecido hace varias semanas en el periódico Granma, en el que tres expertos del Banco Central de Cuba explicaban las razones para acometer la unificación monetaria y cambiaria, se destaparon las alarmas en la población. Mas ahí no quedó todo. Porque a renglón seguido la televisión ofreció una serie de reportajes desde varios territorios del país, en los que funcionarios y simples ciudadanos se referían a la necesidad de eliminar de la circulación el peso convertible (CUC). Todo hacía indicar la presencia de un mensaje anunciando el inminente fin de la dualidad monetaria y cambiaria.
Aunque, en verdad, se trataba de la misma cantaleta que hemos venido escuchando desde el 2011, a raíz de celebrarse el VI Congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba. La manoseada tesis acerca de la necesidad de introducir el CUC en la economía; o que si esa dualidad afecta las exportaciones del país; que si estimula las importaciones; que si pone en desventaja al sector estatal con respecto al emergente sector no estatal; que si impide la real medición de la actividad económica… Sin embargo, nada nuevo. Ni la fecha probable del inicio de la unificación monetaria, ni el motivo de la demora en acometer esa acción.
No obstante, y como era lógico suponer, la población reaccionó de inmediato. Se incrementaron las colas en los bancos de personas que deseaban deshacerse de los CUC. Por otra parte, en numerosos negocios privados se negaban a aceptar esa moneda como medio de pago. Evidentemente, más dificultades en la vida diaria para el cubano de a pie, que ya tenía bastante con las escaseces y las colas infernales para adquirir los artículos de primera necesidad.
Por supuesto que la economía necesita la unificación monetaria y cambiaria, y casi existe consenso en el sentido de que el suceso no debe demorar mucho, a lo sumo varios meses. Pero resulta inevitable la siguiente interrogante: ¿Por qué semejante revuelo de los medios oficialistas si la operación no era inminente?
En primer término hay que tener en cuenta que el castrismo necesita entretener a la población para que las personas olviden, aunque sea por un momento, el calvario que soportan en su vida cotidiana. Al propio tiempo, los gobernantes de la Isla se hallan a la caza de cualquier chivo expiatorio que les permita encubrir sus fracasos.
Al parecer, ya no les basta el “bloqueo” de Estados Unidos, ni los efectos de la pandemia del coronavirus, ni las acciones de los coleros y revendedores en las tiendas estatales. Ahora dejaban entrever que la doble circulación monetaria y cambiaria tiene su cuota de responsabilidad en las penurias que sufre el país. Y, sobre todo, que la situación mejorará cuando salga de la circulación el “malvado” CUC.
Es probable que la cúpula del poder, entre tanto se decidan a acometer por fin la tan cacareada unificación, les vayan encomendando a sus tanques pensantes la identificación de otro “enemigo interno” una vez desaparecida la dualidad monetaria y cambiaria.
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