LA HABANA, Cuba.- De todo lo que le ha pasado en la vida a Ricardo Jesús Pupo Reyes, nada le ha afectado tanto como la idea de perder el único sustento económico del que depende toda su familia. Hace varios años se desempeña como cuentapropista, pero en los últimos tiempos ha sido víctima de acoso por parte del Departamento Integral de Supervisión (DIS).
“Yo lo único que quiero es que me dejen trabajar, yo no quiero que el Estado me dé nada, no quiero ser una carga para nadie…. si todos mis documentos están en regla, no entiendo por qué me acosan”.
Ricardo reside en el municipio La Lisa, tiene 42 años y cinco hijos que dependen de su trabajo como vendedor ambulante. Su discapacidad física no lo ha detenido en su afán de trabajar para sufragar sus gastos.
Según relata, los miembros del DIS lo han estado acosando en su actividad como vendedor ambulante de productos elaborados, bajo la excusa de que no puede estar situado en ningún punto de la avenida 51 de su municipio.
“No entiendo cómo puede ser posible que si el Ministerio del Trabajo a mí me autoriza a estar en esta zona y es flexible conmigo para que yo pueda realizar mi actividad como cuentapropista por mi discapacidad, que entonces los inspectores me digan que no les interesa esa carta, que para ellos no es válida. Como si estuviéramos hablando de dos instituciones de países diferentes”, apunta Ricardo.
Por su parte, una funcionaria del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, que no quiso ser identificada por miedo a represalias, dijo a CubaNet, que el DIS debe respetar el documento emitido por ellos.
“Eso que están haciendo es una falta de respeto, ellos (DIS) están violando una disposición completamente legal. Nosotros estamos capacitados para autorizar a Ricardo y a cualquier otro discapacitado que posea una licencia de cuentapropista, a realizar actividades que no están permitidas a quienes no están incapacitado físicamente. Él tiene todo el derecho de reclamar”, afirma la funcionaria.
Sin embargo, Ricardo alega haber reclamado ante el DIS y otros organismos, pero no logra que su queja trascienda.
“Ya no he ido a reclamar más nunca a ningún lado, eso es por gusto. Cuando fui a reclamar una de las multas, los mismos que me multaron fueron los que atendieron mi queja, así que todo quedó en casa”, dice Ricardo.
En tanto el DIS, al ser consultado por CubaNet, se negó a dar declaraciones al respecto y amenazó con llamar a la policía.