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LA HABANA, Cuba.- Como si no bastara el empantanamiento en que se ha sumido el diálogo entre Cuba y Estados Unidos a raíz de la crisis migratoria, la base naval de Guantánamo y el embargo, los funcionarios de la Isla han levantado acusaciones contra el plan de becas auspiciado por World Learning, argumentando que dicha institución busca crear líderes juveniles para subvertir el sistema político-ideológico cubano.
Durante años la estructura académica insular ha impedido que talentosos jóvenes se beneficien de los programas de becas otorgados por la Unión Europea, Estados Unidos e incluso países latinoamericanos como México o Brasil. El método para mantenerlos alejados de la “tentación” va desde redoblar el cerco informativo para que las convocatorias no lleguen a los potenciales aspirantes, hasta instruir a los jefes en no dar autorizaciones de salida ni cartas de aval a quienes consigan aplicar a tiempo.
La cruzada para solicitar una beca desde Cuba es enrevesada y desgastante. Para ganar el permiso del centro laboral hay que ser intachable; pero para perderlo basta que cualquier envidioso acuse al aspirante de no haber ido a suficientes trabajos voluntarios o a la pasada marcha del 1ro de mayo.
Este proceder, tan injusto como maquiavélico, ha provocado que cientos de profesionales cubanos abandonen sus trabajos y tomen la decisión de emigrar apenas tengan oportunidad. El circuito profesional cubano está perfectamente diseñado para atrofiar la capacidad intelectual de sus componentes. Desde el Servicio Social que lanza graduados adonde hagan falta y no adonde puedan aprender, hasta las regulaciones que impiden a los más competentes perfeccionar sus conocimientos en países con mejor infraestructura tecnológica y acceso a la información. El resultado es, por lo general, un talento perdido o subutilizado.
Las acusaciones contra World Learning -que ofrece becas a ciudadanos de más de sesenta países- emanan de la misma tribuna que niega a cubanos talentosos el acceso a becas internacionales, mientras concede oportunidades de superación al tracatán más “rojo”, aunque no sepa diferenciar entre un bosque tropical y un bombón.
Varios entrevistados por el equipo de CubaNet admiten que estudiar en Estados Unidos podría representar una gran oportunidad profesional, pero la mayoría tiene bien inoculada la retórica de que “el enemigo acecha”. Yendo al meollo del asunto: ¿es tan débil la convicción de los jóvenes cubanos que hay que temer que vayan a estudiar en los Estados Unidos por un período relativamente corto? Si así fuera, una vez más quedaría en evidencia la inoperancia de medio siglo de trabajo político-ideológico.
En cuanto al supuesto liderazgo que busca desarrollar el gobierno de Estados Unidos a través de World Learning, resultaría interesante -aunque solo fuera por curiosidad- ver qué sale de los jóvenes formados con otra mentalidad y proyección, toda vez que los líderes convencionales no tienen absolutamente ningún impacto en la sociedad cubana.