GUANTÁNAMO, Cuba. ─ Una marcada tendencia ideológica del castrismo ha sido y es tratar de imponer la creencia de que todo lo ocurrido en Cuba desde 1902 hasta 1959 fue negativo. Aparejado a tal manipulación está el vituperio que lanzan contra todos los presidentes de la República, desconociendo sin pudor en algunos de ellos la brillante hoja de servicios a la patria durante la última contienda independentista y juzgando, por varios años de mandato presidencial, toda una vida. ¡Cómo si los mandantes comunistas estuvieran libres de errores!
Lo llamativo de esta posición de jueces infalibles que nadie ha otorgado a los comunistas es que acusan de corruptos y entreguistas a esos mandatarios desconociendo el servilismo y la dependencia económica que la dictadura cubana practicó con respecto a la antigua Unión Soviética por más de 31 años y que la corrupción acompaña a su ineficaz gestión como rémora insoslayable.
Este 7 de septiembre se cumplen 80 años de la muerte del Mayor General del Ejército Libertador (EL) Mario García Menocal, quien fue presidente de la República desde el 20 de mayo de 1913 hasta el 20 de mayo de 1921. Se trata, a no dudar, de otro insigne patriota vilipendiado por los comunistas.
Una historia brillante en la guerra de 1895
Mario García Menocal Deop nació en el ingenio Australia, Jagüey Grande, provincia de Matanzas, el 17 de diciembre de 1866. Aunque existen evidencias de que su alzamiento se produjo en la zona de su nacimiento el 26 de febrero de 1895, su ingreso oficial en las fuerzas mambisas está registrado con fecha 13 de junio de 1895 en Santa Cruz del Sur, Camagüey.
Nació en una familia de hondos sentimientos patrióticos donde también destacaron sus hermanos Pedro Pablo y Tomás, coroneles del EL, y su primo Armando José García Menocal, que alcanzó el grado de comandante.
Sus conocimientos de ingeniería lo convirtieron en un combatiente eficaz que ascendió rápidamente en la cadena de mando del EL hasta alcanzar el grado de Mayor General.
Máximo Gómez se percató tempranamente de su utilidad para las tropas mambisas y le planteó la misión de destruir las vías férreas y su sistema de alcantarillado. Siguiendo sus instrucciones, entre agosto y octubre de 1895 obtuvo un resonante éxito al destruir la vía del ferrocarril entre Nuevitas y Camagüey.
Siendo subsecretario de la cartera de Guerra acompañó a la columna invasora bajo el mando del Mayor General Antonio Maceo desde Mangos de Baraguá hasta las inmediaciones de la provincia de Las Villas, pero al aproximarse a ese territorio recibió la orden de regresar a los distritos de Bayamo y Manzanillo con la misión especial de organizar lo concerniente a las secretarías de la Guerra, Interior y Hacienda del gobierno de la República en Armas en la provincia de Oriente.
Su responsabilidad y valentía en el cumplimiento de las misiones recibidas lo convirtieron en un oficial prestigioso.
En 1896 participó en los combates de Los Moscones, Yerba de Guinea, La Piedra, La Aguada, Belleza, La Gloria, Loma del Hierro, la toma del fuerte Gonfau durante el ataque a Guáimaro, Alto de Conchita, Lugones, Tuabeque, Barrancas y Jucaibama.
Al año siguiente participó en el ataque a Jiguaní y en el combate de La Ratonera. A fines de marzo de 1897 tuvo un papel destacado en el apoyo militar brindado a la fuerza expedicionaria del tercer viaje a Cuba del vapor Laurada, bajo el mando del Mayor General Carlos Roloff, quien desembarcó por Banes el día 21. En esa acción Mario García Menocal se enfrentó a las fuerzas españolas que esperaban a la expedición para aniquilarla.
También tuvo un papel sobresaliente en el ataque a Las Tunas, ocurrido entre el 28 y el 30 de agosto de 1897, en el que resultó gravemente herido.
El 11 de mayo de 1898 recibió la orden de organizar una columna y trasladarse hacia La Habana para recibir el mando del 5to Cuerpo del Ejército de la zona occidental, pero llegó al campamento del Mayor General José María “Mayía” Rodríguez dos días después de haberse firmado la paz entre España y Estados Unidos.
Se licenció el 24 de agosto de 1898
Durante la ocupación militar estadounidense organizó el Cuerpo de la Policía Municipal de La Habana, que dirigió desde el 9 de enero hasta el 6 de junio de de 1899, fecha en que ocupó el cargo de inspector general de Obras Públicas. Poco después fue nombrado presidente de la Junta de Servicios de Faros.
La Asociación Nacional de Veteranos del EL se creó por iniciativa suya. En 1906 el Consejo Nacional de esa organización lo designó para que actuara como mediador entre moderados y liberales durante la “guerrita de agosto”, pero no tuvo éxito.
Los historiadores oficialistas le imputan responsabilidad en el fraude cometido para su reelección en 1917 y en la represión de los miembros del Partido Liberal que se alzaron en su contra. Aseguran, además, que gobernó de forma autoritaria, aunque obvian que durante su mandato el país alcanzó avances significativos en la economía, las obras públicas, la salud, la educación y otros sectores de la vida nacional.
Su actitud en contra de las injusticias se comprobó cuando participó activamente en 1928 en contra de las reformas constitucionales promovidas por el presidente Gerardo Machado con el objetivo de prorrogar su mandato, y también en agosto de 1931, cuando lideró un levantamiento contra el régimen del primer dictador de la historia republicana.
El Mayor General Mario García Menocal murió en La Habana el 7 de septiembre de 1941 a los 75 años de edad. Su figura, como la de los demás presidentes durante el período republicano, reclama a gritos estudios históricos multilaterales que ofrezcan una visión objetiva sobre su quehacer. Solo así se podrá valorar con justicia sus trayectorias y salir para siempre del pedestre maniqueísmo creado por los historiadores oficialistas cubanos y la parasitaria burocracia ideológica que los dirige.
Fuentes:
Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba (Ediciones Verde Olivo, Fuerzas Armadas Revolucionarias, La Habana, 2004).
Manual de Historia de Cuba de Ramiro Guerra (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1980).
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