LA HABANA, Cuba. — Estamos consternados. Trece pacientes han muerto en el Hospital Psiquiátrico de Holguín. No pensamos que alguna vez, por muy crítica que fuese la situación del país, se pudiera repetir el horror de los 26 pacientes del Hospital Psiquiátrico de La Habana (Mazorra) que murieron de frío y hambre en la noche del 15 de enero de 2010.
Es monstruoso que sucedan hechos así en un país que exporta médicos y personal de salud a medio mundo y se enorgullece de ser una potencia médica.
Hablemos claro: se sabe que a los enfermos del Hospital Psiquiátrico de Holguín, como a los de Mazorra hace trece años, los mató no solo la bronconeumonía y el frío, sino también la mala alimentación y la falta de medicamentos y de abrigos.
¿Tendrán que conformarse nuestras conciencias y resignarnos a que sigan muriendo enfermos en los hospitales por negligencia o porque empleados inescrupulosos se roben la comida, los abrigos y las medicinas?
Los muertos del hospital de Holguín, como los ocho bebés fallecidos recientemente en el Hospital Gineco-Obstétrico Hijas de Galicia —algo de lo que prefiero no hablar, porque es demasiado duro— son la expresión más dramática de la crisis que vive Cuba, la peor de su historia.
Seguramente en los próximos días mejorarán la alimentación y la limpieza en el Hospital Psiquiátrico de Holguín. Ojalá sea para siempre y en todos los hospitales cubanos.
Las autoridades del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ya deben haber abierto una investigación sobre las causas que motivaron las muertes de los enfermos. Pero la investigación no va a llegar a la raíz ni revelará por qué la gente en Cuba roba comida y todo lo que se le ponga por delante o por qué a nadie en este sálvese quien pueda le interesa la suerte de los demás.
Será consuelo de tontos cuando una nota oficial anuncie la amonestación a algún médico y su traslado a otro hospital, el envío a los tribunales y las condenas de cárcel contra una cocinera que se llevó un pollo y un litro de aceite, la limpiapisos que se robó una toalla, el almacenero que robaba sábanas, los enfermeros que se bebían el alcohol de las curaciones.
¿Descubrirán los investigadores del MINSAP las causas del por qué en este país todos estamos más enfermos que los infelices que murieron? ¿Se animarán a revelar cuál es la cura para esta dolencia que nos ha enfermado el alma a los cubanos?
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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