LA HABANA, Cuba – Desde hace algún tiempo, el club de ajedrez José Raúl Capablanca ubicado en la calle Infanta # 54 en el Vedado, cerró sus actividades por órdenes gubernamentales, para dar refugio a varias familias que quedaron sin techo, por las intensas lluvias que azotaron la capital el pasado año.
La utilización de varios centros sociales, deportivos o culturales, con estos fines, ha dejado sin esparcimiento y recreación a una importante porción de la población capitalina.
El club Capablanca, el Patio de María en el barrio la Timba, y la casa de la Cultura del Municipio 10 de Octubre, entre otros, ya no brindan sus acostumbradas actividades recreativas y culturales. Ahora están repletos de personas que esperan en condiciones infrahumanas, por un hogar donde vivir dignamente. A todos ellos, se les desplomó su vivienda, o están en peligro de derrumbe debido a la inexistencia de recursos para la reparación y mantenimiento.
La indolencia gubernamental, ante la alarmante fragilidad arquitectónica de la ciudad habanera, se pone a prueba en cada azote atmosférico por mínimo que sea.
Lo asombroso es que lugares bien reconocidos como el club Capablanca, dejen de existir para convertirse en albergues. Fundado el 26 de junio de 1947, llevaba el nombre del más prestigioso ajedrecista cubano, campeón Mundial en 1921, quien se coronó ese año al derrotar al campeón alemán Emanuel Lasker, en el match que se jugó en la Habana. Desde su institución se convirtió en un lugar frecuentado por escritores y artistas, trabajadores, y apasionados del ajedrez, que cada día se daban cita allí para jugar e intercambiar ideas y criterios, sobre el también llamado juego ciencia.
Otro destacado ajedrecista del Vedado, que prefirió el anonimato, declaró…. “comprendo la necesidad de los que no tienen casa. Pero me pregunto, ¿por qué el club? Es lamentable el cierre del club, el gobierno debería reparar y conservar este lugar por su significado histórico y lo que representa para el deporte de las casillas en la capital. De ahí salieron ajedrecistas de la talla de Eddy Cobos, Silvino García, Néstor Veliz, Eliazar Jiménez, y Julio Becerra.
Muchos creen que el cierre fue un jaque a la Federación Cubana de Ajedrez, por cuanto limita el desarrollo de nuevos valores de ajedrecistas, que representen a Cuba en torneos futuros, amén de privar los encuentros entre los amantes de este deporte que en su tiempo libre iban a jugar a ese lugar.