LA HABANA, Cuba. – Varias familias de un edificio sito en el municipio habanero de Diez de Octubre denunciaron esta semana el peligro que corren debido al avanzado deterioro constructivo del inmueble, así como la inoperancia de las autoridades competentes.
“En 2021 se me cayó una parte del techo de mi casa. [Obreros enviados por el Gobierno municipal] vinieron y me apuntalaron una parte de la casa, pero la otra parte no se pudo porque, según me dijeron, podía derrumbarse”, denuncia Bárbara González Barrero, una de las vecinas del edificio.
“He ido al Gobierno, municipal y al provincial, a la Plaza de la Revolución [oficinas de atención a la población del Consejo de Estado] y solamente me dicen ‘Sí, te vamos a dar respuesta’, pero es baba”, lamenta.
El inmueble, ubicado en la calzada de Diez de Octubre, entre las calles Luz y General Lee, se encuentra en deplorable estado constructivo. Toda su estructura está agrietada y sus residentes temen quedar sepultados bajo los escombros.
“A mí se me filtra todo. He tenido que sacar un escaparate lleno de ropa, todo desbaratado, y botarlo. Hay filtraciones por todos lados. Esto es horrible, la verdad. Uno está viviendo aquí de milagro”, se queja Irene Ester García Guerra, una anciana de 80 años que también reside en el inmueble.
De acuerdo con esta entrevistada, en varias ocasiones se han desprendido pedazos de concreto del techo, por lo que duerme con el “corazón en la boca” todas las noches, asegura.
“Cuando siento un ruido me parece que esto se está viniendo abajo”, agrega, antes de recordar que lleva más de 40 años esperando la asignación de un albergue.
La mujer, que camina con dificultad debido a una operación de la cadera, explicó que varios especialistas han visitado el inmueble y les han sugerido a los vecinos tener cuidado ante el inminente peligro de derrumbe.
“Tengo mucho temor porque esto está muy malo”, indica mientras señala el alero de la entrada. “En cualquier momento se va abajo, como me explicaron los ingenieros”.
Por su parte, María Luisa Marrero Ordaz, otra vecina del edificio, lamenta no poder acoger a su hija y sus nietos en su propia casa por el peligro de derrumbe que la acecha.
Bárbara González Barrero, por otro lado, cuenta que las autoridades les asignaron un local a cuatro de las familias que residen en el edificio. Sin embargo, el nuevo inmueble ni siquiera cuenta con las condiciones mínimas para residir, pues se trata del comedor de un antiguo taller estatal ubicado a unos pocos metros de distancia del edificio en peligro de derrumbe.
“No tiene condiciones para vivir. No tiene agua, no tiene luz, no tiene gas, se moja. Yo no quiero un [hotel] cinco estrellas, pero sí una mejor calidad de vida”, terminó.
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