MADRID, España.- El reconocido cantautor Willy Chirino dijo haberse emocionado al encontrar, “limpiando gavetas”, un texto que hace años escribiera sobre él y su música el escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner, fallecido en junio pasado en Madrid a sus 80 años.
“Limpiando gavetas me encontré con este papel que me puso a llorar. Siempre tuve un gran respeto por Carlos Alberto, pero nunca había leído lo que acabo de poner”, expresó Chirino en una publicación de Instagram, en la que también compartió una imagen del documento.
Asimismo, lamentó “no haber tenido la oportunidad de agradecerle por tantas frases hermosas” hacia su persona.
“La primera vez que escuché una grabación de Willy Chirino fue en los años setenta. Creo que tenía un niño en la cubierta y se llamaba One man alone. La música y su autor me parecieron excelentes, pero tampoco olvido las curiosas palabras de quien me obsequió el disco. Con un aire de complicidad y orgullo me dijo: ‘Es de los nuestros'”, relata Montaner.
Y luego se refiere a la llegada de Chirino a los Estados Unidos a través de la operación Peter Pan, cuando el intérprete de “Nuestro día viene llegando” y “La jinetera” solo tenía 14 años.
Willy Chirino “había llegado a la Florida en 1962, con catorce años”, y “sus padres recorrieron honorablemente el calvario de las tomateras y los trabajos humildes hasta lograr estabilizar a la familia y sacarla adelante. Por eso era de los nuestros. De los que llegaron a un Miami ajeno y distante, sin otro inglés que el necesario para entender a Felo Ramírez cuando narraba un juego de pelota. Willy formaba parte de esa tribu peleadora y altiva que no perdió un minuto en llorar por lo que había perdido”, se lee en el artículo.
Sobre la música de Chirino, una de las más representativas del exilio cubano, Montaner escribió: “Willy comenzó a darle sentido y forma a nuestra identidad. Nuestra cultura, bruscamente separada del tronco cubano, encontraba en su música unas raíces que parecían perdidas. Se había traído a Cuba en el oído y en la garganta, pero no para reiterar mecánicamente las viejas fórmulas musicales, sino para inyectarle nuevas influencias, nuevos ritmos y, en suma, hacerla evolucionar en una dirección moderna y diferente, a tono con los tiempos.
Carlos Alberto Montaner, prolífico intelectual, al morir había dejado casi una treintena de libros e innumerables ensayos. Considerado por la revista Foreign Policy como uno de los 50 intelectuales más influyentes de Iberoamérica, fue también uno de los columnistas más leídos en el mundo de habla hispana.