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“Suite Habana”: La realidad cubana mostrada a través de diez habaneros

Suite Habana, Fernando Pérez, Habana

MADRID, España.- A veinte años del estreno de la película-documental Suite Habana, escrita y dirigida por Fernando Pérez, el filme sigue emocionando a los cubanos, por sus historias tan desgarradoras como reales; por su reflejo de la realidad de la Isla vista desde diez habaneros, cuyas vidas podrían ser la de muchos.

A través de un día cualquiera de la vida de diez personajes reales, por lo tanto, actores improvisados, se muestra la realidad cubana alejada de los estereotipos, con sus vicisitudes y con la verdad por delante; elementos que hacen emocionarse al espectador.

Estos personajes son Armanda, una señora de 79 años que se gana la vida vendiendo cucuruchos de maní; Julio, un remendero de zapatos que baila en las noches; el niño Francisquito, síndrome de Down; su abuela, antes profesora de arte que ahora se dedica a cuidarlo; y su padre Francisco, que después de morir su esposa tuvo que dejar su profesión de arquitecto para cuidar del niño; Heriberto, un trabajador de las vías del tren que en las noches toca el saxofón en una iglesia; el médico Juan Carlos, que quiere ser actor y trabaja como payaso y su hermano que se va a Estados Unidos; Iván, de 30 años, que por las noches se trasviste para actuar en un espectáculo y por el día trabaja en la lavandería de un hospital; y el joven Ernesto, un bailarín preocupado por arreglar la casa de su madre, que se encuentra en muy mal estado.

La fotografía, uno de los tantos méritos de Suite Habana, estuvo a cargo de Raúl Pérez Ureta. Aunque el filme carece de diálogos, este vacío no se nota gracias al excelente montaje y la banda sonora.

Tras su estreno, en el 2003, el diario El País reseñó: “Todos los días es lo mismo: el público suspira, llora, se revuelve en el asiento y, al final, la sala estalla en aplausos. No es ninguna exageración: el preestreno en una sala de la capital cubana de la última película del realizador Fernando Pérez, Suite Habana, sin duda el mejor filme que se ha rodado en la isla desde Fresa y chocolate, ha provocado una verdadera conmoción”.

Ese mismo año el filme ganó en las categorías de Mejor película y Mejor director en el Festival Internacional de Cine de La Habana; y estuvo nominado a mejor documental y película extranjera de habla hispana en los Premios Goya, entre otros.

Sobre la película el director ha explicado que se planteó “no hacer un documental tradicional y emplear un lenguaje cercano a la ficción (con iluminación y una puesta en escena muy cuidada)”. Así como “evitó las entrevistas y confió en el lenguaje de la imagen y los sonidos”.

Además, ha apuntado: “Escogí reflejar un día de vida cotidiana en la ciudad a través de personajes que, para mí, pertenecen a la parte más representativa de la ciudad, porque es la más popular y la menos representada (tanto en los medios cubanos como fuera de Cuba)”.