LA HABANA, Cuba.- Entre los grandes cultores del son cubano sobresale el nombre de Miguel Matamoros, guitarrista y compositor nacido en Santiago de Cuba el 8 de mayo de 1894. Con apenas quince años ya cantaba en un dúo y era conocido por las cualidades de su voz, que podía alcanzar registros agudos con impresionante facilidad.
También un 8 de mayo, pero de 1925, fundó el trío Matamoros junto a Rafael Cueto (guitarra) y Siro Rodríguez (maracas y segunda voz). Miguel se encargó de la voz principal y la guitarra prima, con la que imprimió ese sello sabroso, cubanísimo que, acompañado con los tumbaos de Cueto y el ritmo de Siro en las maracas, distingue a la música del trío.
Miguel Matamoros no se complicaba en sus composiciones. La belleza de sus melodías radica en la sencillez y el equilibrio. El trío combinó de forma magistral el son y el bolero, además de las guarachas. Su fórmula les ganó enorme éxito dentro y fuera de Cuba, con temas imperecederos como “Lágrimas negras”, representativo del bolero-son, hito de la música cubana y probablemente uno de los más versionados de toda la cancionística hispanoamericana.
En 1928 el trío Matamoros grabó su álbum y realizó su primer viaje a Estados Unidos. En los años siguientes estuvieron en México y República Dominicana; y en 1933 se embarcaron en una gira por Venezuela, Panamá, Curazao, Puerto Rico y Colombia.
Pronto las necesidades musicales del pequeño ensamble en constante evolución, requirió un formato más amplio. El trío se convirtió en sexteto con la incorporación de un tres, un bongó y un contrabajo, que en conjunto aportaron una sonoridad más rica y potente.
Para un compositor como Miguel Matamoros, que tanto prestigió a la música cubana, fue un honor haber formado parte del jurado —integrado además por Gonzalo Roig, Rita Montaner y Eliseo Grenet— que premió a Celia Cruz en un concurso organizado por Radio Lavín-Mil Diez, para elegir a la reina de la conga.
En el año 1945 el sexteto devino conjunto, con piano, trompeta y una nueva y flamante voz: Benny Moré. Con este formato continuaron viajando por el mundo y cosechando éxitos, hasta que en 1960 el afamado Trío, como lo seguían llamando a pesar de las variaciones en su nómina, se desintegró.