AREQUIPA, Perú.- Las huérfanas de la Obra Pía fue una popular telenovela cubana estrenada en el año 2000. Con la actuación de artistas como Susana Pérez, Aramis Delgado y Blanca Rosa Blanco, su historia seguía a cuatro jóvenes que en 1840 optaban por la tradicional rifa de la Obra Pía. En la ficción, si bien los enredos y personajes son parte de la imaginación de su creador, el sorteo no lo es.
La Obra Pía fue una de las loterías más populares y antiguas de Cuba. Sus orígenes se remontan al siglo XVII cuando su fundador Don Martín Calvo de la Puerta y Arrieta, otrora gobernador político del país, estableció las bases del sorteo por medio de su testamento.
Una obra pía u obra piadosa suponía en la época colonial de la Isla dedicar algunos fondos, de manera permanente, a un proyecto social o de beneficio público que paleara la pobreza y el desamparo. El gesto era llevado a cabo por personas pudientes de la sociedad y requería un asiento notarial, así como un permiso real de la Corona española.
Como parte de su voluntad legal, Don Martín Calvo ordenó imponer 102.000 pesos para que con sus intereses se dotasen todos los años a cinco huérfanas con 1.000 pesos cada una, dinero que podían utilizar como dote matrimonial o medio para entrar al convento. Las dotes eran una tradición noble que necesitaban las novias para casarse, una especie de patrimonio que te representaba de cara a las nupcias y que generalmente se recibía de los padres y familia.
Un artículo publicado en el Diario de la Marina en 1947 por el Conde San Juan de Jaruco señaló los requerimientos para ser elegible en la Obra Pía.
Más allá de ser mujer, las agraciadas tenían que ser “hijas de padres y abuelos no afrentados, ni castigados, ni penitenciados por el Santo oficio de la Inquisición, ni habían de tener sangre de mala raza, sino tenidos por cristianos viejos y piadosos”. En otras palabras, ser de raza blanca y descendiente de españoles cristianos.
Don Martín Calvo también legó para su obra piadosa la casa de su morada, hoy ubicada en la esquina de Mercaderes y Obra Pía, en La Habana Vieja. Asimismo, la casa es ahora un museo que recrea la vida de las familias pudientes cubanas de la Época de la Colonia.
Aunque no existe memoria de la identidad de tantas chicas que hallaron alivio a su orfandad en el sorteo, se conoce que la última rifa de la Obra Pía se realizó en el año 1948, más de dos siglos después del inicio de la institución caritativa.
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