LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -El régimen cubano, en pos de “desatar las fuerzas productivas”, ha establecido, mediante el Decreto-Ley Nº 318/2013, el nuevo “Reglamento sobre la Comercialización de Productos Agropecuarios en las provincias Artemisa, Mayabeque y La Habana”. Los dirigentes comunistas dicen que esta normativa está dirigida a eliminar los mecanismos que entorpecen el proceso de comercialización agropecuaria, así como a la “búsqueda de hacerlo más dinámico, eficiente y flexible”.
El oficialista periódico Granma circula, con optimismo, diferentes artículos sobre este nuevo Sistema de Comercialización que comenzará a funcionar el próximo mes de diciembre. La población habanera recibe las noticias con desesperanza y reservas, pues no ve cambios sustanciales ante la escasez de alimentos, sus altos precios, así como su falta de calidad y variedad.
Los productores mantienen moderación, pues aunque la normativa permite vender sus excedentes y comprar a quienes deseen una vez cumplidos los contratos con el Estado, el control y estatismo que mantiene el régimen, les hacen dudar de que esto suceda. También porque el Estado no les vende el equipamiento necesario que les asegure la inocuidad de sus productos hasta su destino final.
Es dable recordar que por la década de los 80, en la capital de la Isla, operaban tres agromercados concentradores: Berroa, Ocho Vías y El Trigal. Estos centros han sido dirigidos por el Consejo de la Administración del Poder Popular Provincial de La Habana y los ministerios de Comercio Interior y de la Agricultura.
Por muchos años, la organización comercial creada posibilitó el tráfico ilegal de mercancías o “mercado negro”, lo que originó delitos de hurto, robo y desvío de recursos, con las consiguientes pérdidas millonarias. Las auditorías e inspecciones del Ministerio de la Agricultura y otros organismos del Estado, han reflejado los excesivos costos y las pérdidas aducidas. El Trigal no pocas veces estuvo implicado y cerrado por dichas causas.
Por otra parte, en la explanada de la calle 114 y Autopista de Pinar del Rio, perteneciente al municipio de Marianao, funciona a cielo abierto desde el 2010 un mercado de mayoreo de productos agropecuarios, al que concurren las formas productivas, vendedores de puntos e intermediarios. Esta estructura, dirigida por el Coronel Samblón, cerrará en diciembre, y no ha estado exenta de hechos vandálicos y de una reglamentada organización comercial.
Lo peculiar y llamativo es que el mencionado militar, convertido en presidente de la cooperativa no agropecuaria que operará el mercado El Trigal, dirigirá ese centro bajo la supervisión del General Colás, según pude conocer en dicho lugar.
El agromercado ofrecerá a vendedores y compradores un servicio nocturno entre seis de la tarde y seis de la mañana. Con ese fin,arrendará espacios para la venta de mercancías. La entrada (tanto de camiones como de personas), la carga y descarga, el pesaje en báscula y otros servicios secundarios, serán alquilados y cobrados por la cooperativa.
También, los concurrentes estarán obligados a salir del mercado a las seis de la mañana con sus mercancías no vendidas a cuestas, para hacer de nuevo la cola y entrar una vez más al recinto a las seis de la tarde. ¡Agonizante método para comercializar, conservar y preservar productos perecederos en una instalación cuyos frigoríficos no están en funcionamiento! En el horario diurno se pesarán los camiones que vienen de provincias, para su distribución a las unidades básicas o red de mercados.
Resulta anecdótico recordar al ex dictador comunista Fidel Castro Ruz, cuando en agosto de 1960, ante 600 coordinadores de cooperativas, señalaba: “Ahora entramos en una etapa superior, ahora entramos en un nuevo proyecto, en un nuevo propósito, en una nueva aspiración: la aspiración de diversificar la agricultura”. El ex líder, con sus “programas de desarrollo”, años después destruía la base productiva e industrial de la economía cubana. ¿Estaremos transitando ahora por los sueños y delirios del General- Presidente?
En resumen, la nueva organización comercial que el régimen pretende implementar enriquecerá a los empresarios cooperativistas de ascendencia militar, a costa de los productores, de los representantes vendedores privados, y del pueblo, que continuará aguantando los experimentos de la dictadura de los hermanos Castro.
