LA HABANA, Cuba, junio (173.203.82.38) – La XIV edición del Festival de Cine Francés, programada del 2 al 30 de junio en varias salas de La Habana, y el Rialto de Santiago de Cuba, trajo decenas de obras de ficción y documentales que atrapan a millares de espectadores que asisten al Chaplin, Yara, Acapulco, Alameda, Glauber Rocha, el Multicine Infanta y otras locaciones capitalinas y provinciales.
Organizada por el ICAIC, la Cinemateca de Cuba, la Alianza Francesa, el grupo galo Cinemanía y la Embajada de esa nación en la isla, el evento es patrocinado por el Institut Français, Peugeot, Air France, Uni France, Havana Club, Ciego Montero, Occidental Miramar, Orange. Asiste, como cada año, una delegación artística integrada por directores, actores, guionistas y promotores, quienes presentan sus filmes y conceden entrevistas la primera semana.
La solidez dramatúrgica, la variedad de escuelas, el virtuosismo de las actuaciones, la originalidad de sus historias y el protagonismo de los realizadores marcan el retorno de los discípulos de Lumière, en cuyas cintas palpitan los dilemas de la sociedad francesa contemporánea en armonía con retos y engarces de otras latitudes.
La edición del 2011 incluye una veintena de obras de ficción en formato de 35 milímetros, tres documentales y algunos animados. En la fiesta cubana del cine francés ya intervinieron el director Jacques Perrin y el coguionista François Sarano, creadores del impresionante documental Océanos, que inauguró la muestra el jueves 2 en el Chaplin y se repone el 12. Subieron al mismo escenario Philippe Loret, realizador de los largometrajes Welcome y Madeimoselle; el productor Emilio Maillé (La vida loca), y los actores Louis Ronan Choisy (El refugio) y Yahima Torres, protagonista de La Venus Negra.
Sin carácter competitivo, las películas francesas circulan por nuestras salas como una fiesta de la cultura insular, que fertiliza las huellas de los inmigrantes de esa nación entre nosotros desde el siglo XVIII. Como la filmografía gala nos acostumbra a obras que entretienen y hacen pensar, los espectadores persiguen cintas de estreno como las que evocan a la homenajeada actriz Sandrine Bonnaire, protagonista de Madeimoselle, Juega la reina, La ceremonia, Ella se llama Sabine, Sin techo ni ley, y A nuestros amores.
Dentro de la variopinta selección de la Sandrine se destaca Madeimoselle, Premio a la Mejor actriz en el Festival de Cine Romántico de Cabourg. En compañía de Jacques Gamblin e Isabelle Candelier, ella interpreta a Claire, una joven sin historia que ejerce como visitadora médica y es casada con dos hijos, pero se transfigura al cruzarse con un actor medio chiflado transformado en payaso triste a fuerza de alegrías.
Además de las cintas de Sandrine Bonnaire, los cinéfilos buscan La chica del tren, del director André Tecluné, una narración de 2009 acerca de una mentira que se torna en suceso político sobredimensionado por los medios de comunicación; La oficina de dios, de Claire Simon; De hombres y dioses, de Xavier Beavois, inspirada en la vida de los monjes cistercienses secuestrados en un convento de Argelia; La Venus Negra, de Abdallatif Kechiche, y los documentales La vida loca, coproducido con España y México, sobre las rivalidades entre la Mara 18 y la Mara Salvatrucha en El Salvador, y Brook-Brook, retrato íntimo, donde el famoso dramaturgo Peter Brook se libera ante su hijo Simón y evoca su carrera en el teatro, el cine, la ópera y los viajes.
La Venus Negra, interpretada por Yahima Torres, André Jacobs y Olivier Gourviet, retoma con gracia y desenfado la vida de la Venus Hotentote, seudónimo de Sara Baartman, la joven de una tribu sudafricana que llamó la atención de los occidentales del siglo XIX por sus nalgas espectaculares.
La cartelera apuesta por obras más alusivas del cine francés, como Welcome, El refugio, El canto de las novias, Fedra, Operación Luna, El conejo cazador, Los niños del Tempelbach y Ray lema: un mundo a compartir.