LA HABANA, Cuba: – Belzaida Castillo Micheo arribó a los 89 años, vive en La Habana Vieja. Marta Abreu Castillo, la hija de Belzaida tiene 60 años. Está desesperada, casi no tiene recursos para sostener a su madre. El Programa de Atención Integral al Adulto Mayor apenas las atiende.
Belzaida y Marta, han decidido brindar sus testimonios a CubaNet, para que se conozca la realidad a la que se enfrentan.
Comenta la longeva señora:
“Figúrate, no puedo caminar ni nada, tengo que tener un acompañante permanente. Tomo un poquito de leche de desayuno, cuando se consigue y una sola comida en el día, porque no tenemos para dos”.
“Necesito que me ayuden con el módulo que se comprometieron darme la gente de la asistencia social, la cama, una silla de rueda, el orinario, un andador personal, así como los medios higiénicos como pañales, materiales de higiene, jabón, detergente”.
Marta, que asiste permanentemente a su madre, expresa:
“Desde el 19 de mayo del 2014, vengo confrontando dificultad para adquirir la ayuda humanitaria por la asistencias social en el Arco de Belén, allá en la calle Aguacate esquina Sol. He ido unas cuantas veces para entrevistarme con William, pero no he podido verlo, pues al parecer nunca esta. Ahorita hace un año, estoy cansada de tanta desatención y mentiras”.
“Mi madre es impedida física, tiene un cadera colgante, incontinencia urinaria, es hipertensa, tiene problema del corazón, en fin no he recibido la atención adecuada. Todo lo que tengo para atenderla es prestado, la cama fowler, el viejo y roto urinario. Ni una cuña nos ha dado el estado. Es indignante lo que vivimos”.
“El pasado fin de año, fuimos al policlínico, nos atendió una visitadora social, y le dijo a mi hermana que el plan del año había cerrado, que no le podía autorizar, ni jabón, ni culeros desechables, que no tenían. Mira los culeros y las almohadillas sanitarias que usa mi madre. Son de frazadas de pisos que fabrican los artesanos y el forro del nylon de unos culeros viejos.”
“Mi madre recibe una pensión de casi 9 dólares. Te imaginas como vivimos. Cuando mi mamá fue operada de cadera, cogió un estafilococo en la herida de la operación y le indicaron antibiótico inyectable de gentamicina, para nuestra sorpresa cuando fuimos al policlínico un fin de semana la enfermera se negó a ir al apartamento. Tuvimos que esperar al lunes porque tampoco la enfermera del consultorio estaba. Perdió mi madre el ciclo del antibiótico, dos días estuvo sin inyectarse”.
“En otra oportunidad, mi mamá se me cayó, se le partió el tabique, la sangre le salía por la boca y la nariz, la estuve controlando, pero se me ahogaba, fuimos nuevamente al policlínico y el médico de guardia, no quiso asistirla en la casa, nos recomendó que llamáramos al Sium. Vivimos un mal de dificultades, el equipo asistencial llegó como a las 9 de la noche desde la tarde que lo reportamos”.
“Ahora, mamá tiene unas escaras por la postración, se está curando. Pero fíjate, cuando estaban necrosadas. Le pedimos a la asistencia social y al policlínico, para que nos dieran materiales de curaciones. Esa fue otra pelea, te desgasta, la enfermera del consultorio vino una sola vez a curarla, nunca más ha venido a verla, ni por terreno”.
“Fui a ver a la doctora del consultorio que está en Mercaderes y O’Reilly, nos suspendió la desinfección con Iodopovidona y mando le aplicáramos en las escaras Sulfadiazina de Plata en crema, una medicina producida en Cuba por los laboratorios de Quimefa, de uso hospitalario. Me costó 8 dólares comprarla. Esto no es vida para uno, menos aún para una anciana”.
“El estado anímico de mi madre, no es bueno, porque ella esta consiente y ve que su salud empeora. Me gustaría tener a mi madre en mejores condiciones. Para colmo, este edificio que hemos vivido toda una vida, ahora está declarado en estado de derrumbe. El gobierno local, no quiere darnos ayudas en créditos para reparar el inmueble. Esta deplorable”.
“De la dieta, para que contar, el gediatra tenía que autorizarla, finalmente apareció después del diagnóstico que le hicieron a mi mamá. El doctor vino, pero es un anciano también operado de cadera, que camina más de 23 cuadras diarias. Ellos coordinan con el policlínico Tomas Romay, que está en Aguiar y Empedrado, donde está la asistencia social. Ahora tiene la dieta de leche y pollo, no he cogido nada, porque nada ha venido a la bodega y la carnicería”.
“La Directora del policlínico es bastante responsable, no te puedo decir mentiras, pero muchas cosas no están en sus manos. A duras penas, en enero de este año, después de cinco meses de operada, nos dieron unos jabones de lavar, una toallita, un pedacito de paño de tela antiséptica y un hule. Eso ha sido todo lo que hemos recibido del estado, hasta que nos vuelvan a citar. Mi madre está pasando una ancianidad maltrecha”.
En Cuba, el 18,3% de la población tiene 60 años o más. Se estima que en el 2025 habrá 156 ancianos por cada 100 niños y que la esperanza de vida de los que cumplen 80 será de 9.3 años.
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