LA HABANA, Cuba, 5 de julio de 2013, Frank Correa/ www.cubanet.org.- A Antonio Medina Castañeda, alias El rasta, le hicieron un registro en su vivienda.
Cuenta Antonio que dormía tranquilamente junto a su hija Natalí, de diez años, cuando sintió toques en la puerta del cuarto y voces que lo conminaban a abrir. Encendió la luz y, al abrir, se encontró un enjambre de agentes y dos vecinos, que a esa hora de la madrugada servían de testigo en el registro.
Los policías le pidieron que se vistiera, pero El Rasta le dijo que estaba en su casa y seguiría así, como respuesta a la injusticia de que era objeto. Los policías dijeron que si encontraban tan solo un tornillo, se lo llevarían en esas condiciones para la estación.
Buscaban piezas de autos robados un mes atrás. Antonio les aseguró que es zapatero, no mecánico. Aunque no encontraron ni una tuerca, a los policías les llamó la atención que en el escaparate colgara una camisa y una gorra de fumigador contra el mosquito. El Rasta explicó que la camisa y la gorra eran de Pavel, que a veces venía a jugar ajedrez con su sobrino y siempre deja cosas olvidadas, pero se lo llevaron preso hasta que aclararan la procedencia del vestuario.
Como represalia a su actitud insumisa durante el registro, no le permitieron vestirse y se lo llevaron en calzoncillos para la estación. Estuvo encerrado todo el día en un calabozo junto a delincuentes, hasta que por la tarde, para aclarar las cosas, se presentó Pavel con su carné de fumigador.
Dice Antonio que sus derechos humanos fueron pisoteados y su vergüenza afectada, al permanecer sin delito alguno preso y en paños menores, entre delincuentes.
–Gracias que eran calzoncillos patas largas –dice medio en broma.
Antonio tuvo que esperar la llegada de la noche para salir a hurtadillas hasta su casa, porque la policía no quiso devolverlo en auto, a pesar de no haber cometido finalmente ninguna infracción al código penal.
Ahora, cada vez que se acuesta a dormir, se pregunta si el sueño de su hija y el suyo no será interrumpido en cualquier momento, y dice que se ve en calzoncillos nuevamente en la celda… y por las calles oscuras… como un desamparado.