LA HABANA, Cuba, 8 de abril de 2013, Reinaldo Cosano Alén/ 173.203.82.38.- Alexander Machín Viciedo, de 22 años, tuvo un dolor muy intenso en el bajo vientre el 20 de marzo pasado. Ni pensar en llamar la inexistente ambulancia para recogerlo en su casa. Tomó el ómnibus en Bajurayabo, donde reside, hasta el policlínico de Guanabo, a unos seis kilómetros.
Era de noche y todo se complica, especialmente la transportación. Un médico de guardia consideró que el divertículo de Alexander requería cirugía urgente, que no se realiza en ese policlínico. Dijo también que el asunto era de vida o muerte y no podía perder un minuto, pero que no había servicio de ambulancia en ese policlínico, ni en el más cercano (a cinco kilómetros), en Campo Florido, para trasladarlo urgente al hospital; dijo que se había comunicado telefónicamente con la Central de Ambulancias de Alamar y le respondieron que no tenían vehículo disponible en ese momento. El médico indicó que Alexander tenía que ser trasladado al Hospital Naval (a más de veinticinco kilómetros) por sus medios. “Alexander tuvo que hacerlo por ómnibus porque no tenía un dólar para pagar el taxi colectivo”, cuenta Horacio Marrero Viciedo, tío del joven.
El dolor se agudizó durante el trayecto. El galeno no estaba equivocado. El joven fue operado inmediatamente al llegar al hospital.
“Si se habla de salud y el gobierno plantea que Cuba es una potencia médica, ¿por qué pasan estas cosas? ¿Por qué policlínicos tan lejos de hospitales no tienen transporte propio para casos de urgencia? Incluso ni había una ambulancia en la Central de Ambulancias, a dieciséis kilómetros de Guanabo. ¿Cómo le van a decir a mi sobrino que se vaya en guagua, con esos dolores tan fuertes?”, concluye Horacio, también residente en Bajurayabo.
Independientemente de los 60 mil pobladores en Guanabo y barrios cercanos, esta villa turística atrae multitudes, especialmente en verano por sus muchas playas. Según cifras oficiales, acuden diariamente más de 24 mil veraneantes, lo que implica aumento de accidentes de cualquier tipo, incluidos los de tránsito; heridos, ahogados, infartados, intoxicaciones, alcoholismo, violencia doméstica y callejera, además de los padecimientos comunes de salud, que requieren atención de urgencia y servicio de ambulancia.
El policlínico Doctor Mario Muñoz Monroy, de Guanabo, tenía un salón de cirugía mayor, varios laboratorios especializados, como los de urocultivo y coprocultivo, y servicio propio de ambulancia y camilleros, pero el Ministerio de Salud Pública los eliminó con su política de reducción de plantillas de trabajadores e insumos para evitar gastos al gobierno. Otros policlínicos han corrido una suerte similar.
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