LA HABANA, Cuba, 8 de agosto (C/R Otero/ 173.203.82.38) -En 2005, el Estado impuso una impuesto de 20 % sobre el cambio al dólar norteamericano, moneda en que los exiliados envían las remesas, lo cual agravo la crisis e hizo más difícil la vida de la población. El impuesto fue reducido al 10 % hace ya algún tiempo por el actual gobernante Raúl Castro.
Durante el año 2005 y el primer semestre del 2006, se produjeron además aumentos significativos en los precios de los alimentos, que fluctuaron entre 50 y 500%, tanto en la red de tiendas que venden en divisas, como en las que venden en pesos cubanos productos racionados, por la libreta de racionamiento.
También los servicios de gas, transporte y electricidad registraron aumentos de entre 100 y 2000 %, que fueron anunciados periódicamente en las mesas redondas televisivas.
En la actualidad, la moratoria no declarada en la subida de precios parece haberse levantado por completo. Los sorpresivos aumentos de precios –ya no se anuncian- son continuos. La población se queja de que mes tras mes aumentan de modo significativo los precios de productos básicos como arroz, granos, pastas, aceites, carnes, confituras, detergentes, jabones y hasta el café mezclado con chícharos, que ha provocado decenas de accidentes domésticos debido a las frecuentes explosiones de cafeteras tupidas.
En la red de tiendas de divisa (TRD), propiedad de las Fuerzas Armadas, es donde único se puede comprar muchos productos, como las carnes rojas, a precios totalmente fuera del alcance de la población.
No obstante, lo que más afecta a la población, y más quejas genera, es la subida de los precios en los productos del agro, incluyendo las carnes de cerdo y carnero, que se pueden adquirir principalmente en una red de kioscos de comerciantes privados, autorizados por el gobierno (cuentapropistas); ya que los mercados agropecuarios estatales, están desabastecidos casi todo el tiempo y los productos que venden son de pésima calidad, frecuentemente en mal estado.