LA HABANA, Cuba -La barrera psicológica utilizada por el gobierno para mantener a los cubanos subyugados se rompió el 17 de diciembre. El sorpresivo anuncio de que Raúl Castro haría declaraciones sobre las relaciones con Estados Unidos, en vivo en la televisión, ocasionó una tensa espera; era el presagio de malas noticias. Durante 56 años Estados Unidos fue el enemigo agresor, supuestamente el causante de todos problemas en Cuba, y pretexto para la represión.
El General-presidente pasó del tradicional recordatorio sobre la confrontación a la sonrisa para anunciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Para continuar la sorpresa, inmediatamente después se transmitieron palabras del presidente Barack Obama. Al día siguiente se publicaron ambas declaraciones en los periódicos y la noticia ha sido resaltada en los resúmenes del año por la televisión como el acontecimiento más importante del año.
Desde entonces es el tema principal de conversación. La mayoría de los cubanos cifra sus esperanzas en Estados Unidos, según sus aspiraciones, información y profundidad analítica. Entre las opiniones más interesantes encontradas en la calle, con visión hacia el beneficio para el pueblo y la nación, un ciudadano común expresaba como el auge de la llegada de norteamericanos estimularía la economía. Su razonamiento era que no existe amplia infraestructura hotelera y de servicios en el país. Por tanto, al igual que ocurrió en la década de 1990, tendrá que abrirse la renta de habitaciones en las casas, más restaurantes y cafeterías privadas. También se requerirá mayor suministro de productos agropecuarios y de artesanía. Habrá demanda de empleados y de personas con oficios para construir y reparar.
En fin, podría ser de grandes beneficios para la población empobrecida, la comunidad y Cuba. El turismo alcanzó 3 millones de visitantes en 2014, según los medios cubanos. Ciertamente, el gobierno procura mantener el apartheid turístico en Varadero y los cayos. Pero Cienfuegos y otros lugares priorizados con ese fin no tienen infraestructura para asumir inminentes aumentos sustanciales. Los cruceros pretenden concentrarse fundamentalmente en La Habana para lo que se está acondicionando la Avenida del Puerto, pero no es previsible que alcance gran auge, dadas las condiciones actuales, y no reporta las ganancias de otras modalidades de turismo. La afluencia de norteamericanos, con intereses variados y mayor poder adquisitivo, aumentaría sustancialmente la demanda.
En ese contexto, las nuevas posibilidades de recibir suministros y mayor asistencia económica de familiares, amigos y organizaciones no gubernamentales basados en Estados Unidos facilitaría el fondo financiero, a fin de crear las condiciones para ofrecer esos servicios por particulares, como ha sucedido en ínfima escala en los últimos 20 años, pero ahora con mayor extensión. Los agricultores podrían recibir equipamiento y asesoría, serían más productivos, elevar la calidad y sus ganancias. Luego de amortizada la inversión inicial, todos dejarían de depender de la ayuda externa. Los cuentapropistas tendrían que incrementarse en modalidades y cantidad, y serían más independientes.
El actual soporte de la economía familiar resultaría el embrión de las pequeñas y medianas empresas (PYMES), y el complemento de la macroeconomía, como ocurre en el mundo, inclusive en países allegados al gobierno cubano como Bolivia y Ecuador. También podrían preverse la expansión de mini empresas, que en muchos lugares han brindado oportunidades a personas muy pobres, fundamentalmente la mujer que carga sola el peso de la familia, y permitirse el acceso a créditos desde el exterior para comenzar su negocio en solitario.
El gobierno cubano tendrá que ampliar su coto de recibir cuantiosas inversiones extranjeras para sus controlados proyectos, sobre todo en el turismo, para escuchar los análisis y el multifacético clamor del pueblo. Las ataduras “para que nadie se enriquezca”, continúan lastrando la calidad de vida de los cubanos. Más aun, profundiza la menesterosidad, la corrupción y la pérdida de valores, males creados por el régimen.
Las oportunidades abiertas por el Presidente Obama podrán incrementar el bienestar y los conocimientos, y contribuir al empoderamiento de los cubanos, como han venido haciendo las medidas adoptadas por el gobierno cubano desde 2009. El gobierno cubano tiene la oportunidad de no obstaculizar su implementación, a fin de que Cuba se beneficie. Todos los cubanos deberían involucrarse en los grandes retos y oportunidades abiertos.