Un viejo chiste describe a un policía cubano que arrestó a un hombre, porque: repetía: ‘Por culpa de este sujeto es que mis hijos se acuestan sin comer’. El capitán de la estación, se vuelve hacia el detenido y le pregunta: “Ciudadano, ¿y a quién se estaba refiriendo usted ?” El detenido responde: “¡Al Presidente de los Estados Unidos!” “¡Ah, si es así –afirma el capitán– usted no ha cometido ningún delito!
Recordé la anécdota al leer las declaraciones de Tania Bruguera por el grafitero Danilo Maldonado, más conocido como “El Sexto”, a quien ella visitó en la cárcel de Valle Grande, en La Habana, donde lo mantienen preso por un supuesto delito de desacato. El caso de este compatriota constituye un ejemplo más de la crueldad que caracteriza a los regímenes comunistas.
El Sexto fue detenido en el Malecón habanero cuando viajaba en automóvil hacia el Parque Central. Se disponía a realizar una performance con dos cerdos en cuyos cuerpos había escrito los nombres “Fidel” y “Raúl”, respectivamente. Desde su prisión, el artista plástico se defiende: “El desacato del que están acusando es faltarle el respeto a los máximos líderes de la Revolución”. Y agrega: “Si le hubiera puesto al puerco ‘Fidel Castro’…”. La frase queda en suspenso.
El Sexto concluye: “Ellos, al hacerme este proceso, son los que están viendo como unos puercos a sus gobernantes. Yo simplemente les puse ‘Fidel’ y ‘Raúl’”. Con esto la serpiente se muerde la cola, y volvemos al chiste que sirvió de inicio a este artículo, y al policía que, en su desvelo pro-gobiernista, da por sentada la actuación criticable de los mismos líderes que pretende defender a ultranza.
El caso no resulta raro en nuestro país, donde cualquier manifestación artística dirigida contra el régimen puede estar segura de recibir la ojeriza y la represión de las autoridades. Víctima de una patraña judicial fue el laureado literato Ángel Santiesteban, aunque en su caso se dio crédito a las deposiciones mentirosas de la ex esposa convertida en enemiga manifiesta suya. Esto, a su vez, permitió enmascarar el asunto como un presunto delito común.
La intervención concreta que tuvo en este caso la Bruguera, fue la de dirigir una petición al artista plástico Alexis Leyva Machado, alias “Kcho”. En vista de que él ostenta la condición de diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, la creadora, a través de una asistente del parlamentario, le pidió a éste que defendiera los intereses de ese sector de la cultura ante la mencionada entidad, que la Constitución describe como órgano supremo del Estado.
En el ínterin, y en medio de su encierro, Danilo Maldonado sigue diciendo sus verdades. “En Cuba sí hay censura y represión contra los artistas”, afirma. Y refiriéndose a lo que él describe como “su arma”, concluye: “El arte tiene que ser valiente; ahora más que nunca. Si no, no estamos haciendo nada”.
Esperemos que, al igual que ha venido sucediendo en el caso de Santiesteban, crezca el número de los creadores y de los simples hombres y mujeres de buena voluntad que demandan la libertad de “El Sexto”, quien en este mismo momento continúa encarcelado en Cuba.