GUANTÁNAMO, Cuba. – Miguel Ángel López Herrera es natural de La Habana pero con domicilio en Guantánamo, en el reparto Ho Chi Minh, más conocido como barrio Isleta, uno de los más humildes de la ciudad. En 2006 trabajaba como profesor y se encontraba estudiando la Licenciatura en Pedagogía, pero fue sancionado a tres años de privación de libertad, en la Cusa No. 57, por el Tribunal Municipal Popular de Guantánamo, por el delito de Desacato a la figura de Fidel Castro.
Al salir de la cárcel, en el 2009, fue a la Dirección Municipal de Educación en busca de trabajo, pero allí, a pesar de la tan cacareada política de reinserción social de los sancionados, y contrariamente a lo establecido en los artículos 41 y 42 de la Constitución de la República, se le dijo que no podía volver a trabajar como profesor porque es “un contrarrevolucionario”.
Tampoco le han permitido continuar la carrera universitaria, de la que sólo le falta terminar el cuarto año y hacer la tesis de grado. Negarle continuar los estudios universitarios constituye otra violación de la Constitución, en este caso del artículo 43.
Pero en Cuba muchas veces la práctica gubernamental se desentiende de lo establecido en las leyes que dicta el propio gobierno. El caso de Miguel Ángel lo confirma. Con el objetivo de profundizar en su situación, Cubanet lo entrevistó:
Cubanet: ¿Hiciste más gestiones para trabajar?
MALH: Sí, durante varias semanas estuve visitando la Dirección Municipal de Trabajo de Guantánamo en busca de empleo y nunca accedieron a mi petición. Como el tiempo iba pasando y tengo una familia que mantener, decidí hacer una protesta pacífica frente a dicha oficina. Una mañana del año 2011 me senté frente a ese lugar con un cartel donde reclamaba trabajo. Al ser una zona céntrica se formó tremendo revuelo y comenzaron a llegar algunos dirigentes y autos con oficiales de la Seguridad del Estado. Y me hicieron entrar a la institución, a una habitación llena de oficiales.
Cubanet: ¿Qué ocurrió?
MALH: Le preguntaron a un señor de apellido Pascau, dirigente del lugar, si era cierto que yo había ido a buscar trabajo en esas oficinas y él dijo que varias veces lo había hecho. Entonces se comprometieron con darme un trabajo.
Cubanet: ¿Cumplieron lo prometido?
MALH: Sí, me ubicaron en un almacén del poligráfico “Juan Marinello”, pero poco tiempo después me sacaron de allí, porque iba a participar en una protesta pacífica en el Parque Martí.
Cubanet: ¿A qué se debía la protesta si ya habías logrado un trabajo?
MALH: Quería reclamar un aumento salarial para todos los trabajadores cubanos, algo que no es nada ilícito en otros lugares del mundo. Pero cometí el error de decírselo a un conocido opositor de Guantánamo, y éste, a su vez, se lo dijo a un tercero. Eso bastó para que la Seguridad del Estado se enterara y me detuviera. Me llevaron para la Unidad Provincial de Operaciones y me mantuvieron allí diez horas.
Cubanet: ¿Después de esto has podido trabajar de nuevo con el gobierno?
MALH: Nunca más. Tuve que hacer varios trabajos informales para no morirme de hambre y mantener a mi familia. En septiembre del 2013 decidí sacar una licencia para trabajar por cuenta propia, como repasador de estudiantes de preuniversitario.
Cubanet: Dicen que es un trabajo bien remunerado.
MALH: Sí, pero en mi caso no ocurrió así.
Cubanet: ¿Por qué?
MALH: Porque los oficiales de la Seguridad del Estado fueron a la casa donde repasaba y le dijeron a la dueña que yo era un contrarrevolucionario y una mala influencia para los estudiantes. Luego, visitaron a los padres de los muchachos y les dijeron lo mismo. Eso bastó para que la matrícula inicial, que era superior a los treinta estudiantes, bajara a cinco. Supe que de los cinco, tres eran dirigentes del preuniversitario y que iban a mis repasos para informar a la Seguridad.
Cubanet: ¿Qué hiciste entonces?
MALH: Desistí, pues entre septiembre del 2013 y enero del 2014 sólo gané noventa pesos mensuales. Sólo cobraba a tres estudiantes, ya que uno era mi hijo y otro era pariente de la dueña de la casa donde repasaba. Encima de esto, la ONAT (Oficina Nacional de la Administración Tributaria) dictó una resolución obligándome a pagar impuestos que ascendía a seiscientos treinta y cuatro pesos con siete centavos.
Cubanet: ¿Qué otra situación deseas poner en conocimiento de la opinión pública?
MALH: Además del acoso y de la vigilancia a la que me encuentro sometido de forma permanente, quiero informar que hace unos días fui a la Facultad donde estaba estudiando la licenciatura en Pedagogía, para pedir una certificación de notas de estudios, algo que no tiene nada de extraordinario. Para mi sorpresa, me dijeron que tenía que pedir ese documento mediante la Consultoría Jurídica a pesar de que no los voy a usar en el extranjero y de que en la Consultoría esos documentos cuestan más de 100 CUC, un dinero que yo no tengo, con independencia de que ese procedimiento me lo han aplicado únicamente a mí.
-Por tanto, es otro acto discriminatorio en contra de mi persona y que resulta absolutamente ilegal. Dije que iba a comenzar una protesta allí mismo, lo cual provocó gran nerviosismo entre los trabajadores de la secretaría de la Facultad, al extremo de que me dijeron que ellos no tenían ninguna objeción para darme esa certificación de notas pero que eso debía ser aprobado por la Seguridad (del Estado).
Cubanet: ¿Qué acciones realizaste?
MALH: Fui a ver al oficial que atiende al Ministerio de Educación y me dijo que iban a analizar mi caso, eso fue el jueves 12 de junio, pero hasta hoy (martes 17) no he obtenido ninguna respuesta.
Cubanet: ¿A qué tú crees que se deba esto?
MALH: Bueno, no sólo esto de las notas, mi prisión, la negativa para que trabaje o estudie, el acoso contra mi persona y la violación de mis derechos humanos elementales se deben a una sola cosa: Yo soy un disidente.