LA HABANA, Cuba, 9 de abril de 2013, David Canela/ 173.203.82.38.- La calle Galiano, avenida del municipio Centro Habana, famosa en los años 40 y 50 por el Teatro América y sus tiendas comerciales, está cerrada al tránsito de vehículos desde el mes de enero, debido a la sustitución de las viejas cañerías de agua y gas que pasan por debajo. A través de esa avenida se tiende una rama “maestra” que abastece a calles transversales.
En las obras han participado el Ministerio de la Construcción y las empresas nacionales Aguas de La Habana (para las redes hidráulicas), y Cupet (para las redes de gas). Han operado de sur a norte, por tramos, a partir de la calle Reina.
El pasado viernes (fecha en que debió haber concluido la renovación, según el plan inicial), todavía estaban trabajando en el tramo de Neptuno a San Lázaro.
Centro Habana es uno de los municipios que más sufre las carencias de agua potable. Durante muchos años, han existido carretilleros privados, que venden las “raciones” por cubos o tanquetas. Sin embargo, uno de los trabajadores de la brigada comentó que las antiguas tuberías de hierro, colocadas a principios del siglo XX, no estaban en tan malas condiciones, pero habían sido sustituidas por otras de plástico. Seguramente -a pesar de su calidad original- debían tener ya muchos salideros y desgaste. Y al terminar en Galiano, dijo el obrero, iban hacia la Habana Vieja, para reforzar a los trabajadores de allí. Es lógico: no deben dar abasto para cubrir el saneamiento de la ciudad.
Durante más de dos meses, los vecinos de la zona han tenido que soportar las montañas de escombros por doquier, las aceras rotas (es decir, más rotas de lo normal), y han tenido que saltar zanjas abiertas, como si cruzaran sobre las grietas de un precipicio. Todo se asemeja a un paisaje de ruinas interminable.
Ah!, pero ahí está el parche de concreto, que es la solución mágica que lo empareja todo: llena todas las capas bajo el asfalto, sustituye el granito de los portales, y tapa cualquier hueco que vaya saliendo. El espectáculo de suciedad no alarma a los vecinos, porque es más de lo mismo, y es mejor tener un arreglo nuevo a vivir en una ruina eterna.
Aunque fea, la reparación es necesaria. Hace unos pocos años, la televisión cubana exhibía un anuncio con el fin de despertar la conciencia sobre el ahorro de agua entre la población. Declaraba entonces que el 90 por ciento del agua que se bombea de las reservas de los acueductos no llega a las viviendas. Hoy, probablemente, se siga perdiendo más de la mitad.