LA HABANA, Cuba, abril de 2013, Lilianne Ruíz/173.203.82.38.- Los medios masivos de comunicación en Cuba no cesan de repetir la campaña para retornar a la Isla a cinco agentes del Ministerio del Interior, presos en los Estados Unidos, por el delito de espionaje al servicio del gobierno cubano.
En la otra cara de la moneda, la ausencia de medios independientes y de recursos financieros para lanzar una campaña internacional, desde la Sociedad Civil cubana, impide que el público pueda conocer la causa del prisionero político Ernesto Borges Pérez, ex analista de la Dirección General de la Seguridad del Estado, que desde hace 15 años permanece recluido en el sistema de cárceles cubanas, por el supuesto delito de “espionaje”.
Actualmente se encuentra en la prisión Combinado del Este.
Ernesto fue sentenciado el 14 de enero de 1999, a 30 años de privación de libertad, después de que le fuera conmutada, por un Tribunal Militar, la pena de muerte por fusilamiento. Según la jurisprudencia cubana, como en la jurisprudencia de la ex Unión Soviética, todo delito que se produce contra la seguridad del Estado socialista, aunque no llegue a consumarse, se considera un hecho consumado.
Raúl Borges Álvarez (padre de Ernesto Borges Pérez), relata que todo comenzó cuando su hijo, después de haber sido expediente de oro en la escuela de la KGB en la ex URSS, y de tener vínculos con altos oficiales de la inteligencia soviética, entendió en plena Perestroika que los dos sistemas, el soviético y el cubano, eran similares, y que ambos constituían una sofisticada forma de opresión. Según consta en una grabación con las palabras de Borges Pérez desde un teléfono de la prisión: “La constatación directa de que la única prioridad en Cuba es perpetuar la dictadura, sin importar la pobreza moral, espiritual y económica” de la población, fue el detonante para la acción que llevó a cabo, y le costó su libertad.
De regreso a Cuba, Borges Pérez fue ubicado en la Dirección General de la Contrainteligencia cubana, y posteriormente ascendido a primer analista de la Dirección General de la Seguridad del Estado; en ese mismo departamento alcanzó el grado de capitán. “Ernesto estuvo recopilando información – continua explicando Borges padre- porque el departamento donde él estaba, era el encargado de preparar agentes desde su fase inicial, desde el “agente carnada”, como se les llama a las personas que por sus antecedentes ofrecen cierta confianza a los servicios especiales extranjeros. En su condición de oficial de primera sección de juego operativo, escogía personas dentro de las estructuras del Estado, y las reclutaba; para realizar acciones que pudieran ser vistas y resultaran tentadoras para los servicios de inteligencia extranjeros, y lograr que ellos a su vez los reclutaran. Cuando eso se concretaba, empezaba el juego porque en realidad eran dobles agentes”. “Consiguió preparar 26 expedientes y fue detenido y encausado tras el fallido intento de hacerlos llegar a un diplomático norteamericano radicado en La Habana”, narra su progenitor.
Borges Pérez fue detenido el 17 de julio de 1998, dos meses antes de que el FBI y la fiscalía norteamericana desarticularan la llamada Red Avispa, el 12 de septiembre de 1998. Padre e hijo están convencidos de que semejante hecho le evitó a Borges Pérez el fusilamiento. Porque desde el principio le había sido anunciada la pena de muerte. El cargo imputado por la seguridad del Estado era el de espionaje en grado de tentativa. En las galeras del órgano de instrucción Villa Marista, equivalente a Lubianka en la URSS, fue sometido a duros interrogatorios. Durante los 6 meses que permaneció allí, Ernesto no pudo conciliar el sueño porque constantemente le estaban tocando a la puerta para despertarlo.
La alteración del sueño está considerada como tortura blanca. También relata Borges padre que, “terminado el proceso de sanción, exactamente a la semana, se le producen a Ernesto dolores muy fuerte en el pecho, y es llevado a la sala de la Seguridad del Estado en el hospital Finlay”.
“Lo mantuvieron en ese lugar durante 6 meses, sin realizarle ninguna clase de chequeo médico. Pero continuaron interrogándolo mediante métodos por inducción, aplicándole -según relata Borges padre-, drogas desestabilizadoras del sistema nervioso central. Llegó el momento en que a Ernesto lo esposaron a la cama, porque había perdido el control, de tanta droga que le habían puesto”.
En todos estos años, Borges Pérez ha sido amenazado de muerte, confinado en celdas de aislamiento por más tiempo de lo que un ser humano promedio hubiera conseguido franquear sin perder la razón. Por otro lado, ninguno de estos tratos crueles, inhumanos y degradantes ha conseguido amedrentar al ex capitán de inteligencia, que ha perseverado en su denuncia de las zonas oscuras del régimen; e incluso alertó sobre la posibilidad de que Laura Pollán Toledo – extinta líder del Movimiento Damas de Blanco-, fuera asesinada:
-Si Laura Pollán muere, yo les aseguro a ustedes, con toda la responsabilidad que eso encierra, que es el resultado final de un asesinato político-, expresó Borges Pérez en una grabación clandestina desde la prisión en el año 2011, antes de la muerte de Pollán, acaecida en el mes de octubre de ese año.
-La información que vamos a obtener (sobre el estado de salud de Laura) es muy relativa, porque el IPK es experto en el manejo de enfermedades traídas por las tropas cubanas de África, enfermedades desconocidas para nosotros. Si ella muere, tengo la convicción de que ha sido inoculada biológicamente, y llevada a un proceso gradual de destrucción-, dijo desde la cárcel.
El padre del prisionero también afirmó:
“Ernesto es un disidente en su máxima expresión, porque abandonó las filas de un ejército, e intentó contrarrestar las intenciones de un gobierno dictatorial históricamente decidido a extender fuera de sus fronteras la hegemonía comunista. Mi hijo actuó exclusivamente por razones de conciencia”.
“Mi hijo Ernesto ya ha cumplido casi 15 años de prisión. Hace casi un año se presentó para la valoración a fin de obtener un cambio de régimen que daría paso, en corto tiempo, a la libertad condicional. Pero el gobierno no ha dado respuesta y mi hijo permanece en la cárcel en un limbo legal. Que la sentencia debería ser cumplida en su tercera parte y luego acogerse al régimen de mínimo rigor, y conseguir en breve la libertad condicional, fue lo estipulado por el Tribunal Militar que lo juzgó, por una causa militar, habiendo sido él un militar de carrera”.
Borges Álvarez subraya:
“El gobierno de Raúl Castro ha conseguido prácticamente omitir la existencia de Ernesto ante la opinión pública nacional y extranjera; mientras, ha elaborado una incoherente justificación ideológica y una interpretación histórica arbitraria como pretexto para conseguir que personas foráneas que conocen de manera superficial la realidad de los cubanos, apoyen una campaña para exigir al presidente Obama la libertad de cinco agentes de la Seguridad del Estado cubana, en territorio norteamericano.”
El pasado 9 de abril, Borges Pérez fue llevado por la Seguridad del Estado a visitar a su madre, cuatro horas de visita sorpresiva, después de 15 años. Ese gesto de aparente generosidad gubernamental coincidió con la visita de la prensa extranjera a la cárcel del Combinado del Este.
Aparentemente, Borges Pérez debería esperar una concesión de libertad que emane personalmente del Jefe de Estado, y de la alta nomenclatura, lo que certifica que desde 1959 Cuba ha sido un país gobernado por hombres, no por leyes.
Cubanet