Diciembre 16, 1998

Informaciones de la corresponsalía sindical Villa Roja

1) Se pudren tomates por ineficiencia estatal

2) Pescando en el aire

ARTEMISA, 15 de diciembre (Rafael Peraza Fonte, Villa Roja) - Debido al incumplimiento del plan de entrega de cajas por parte de acopio para la recogida del tomate en el municipio de Artemisa, se está echando a perder dicho producto en varias caballerías de tierra.

También hay problemas de acarreo por falta de transporte, lo que hace que este producto no llegue como es debido a la población, y allá en el campo los campesinos quedan en espera de las gestiones que se están realizando en el municipio de Alquízar con la esperanza de resolver algún envase.

Por otra parte, en muchos hogares de este municipio los trabajadores que viven de un salario pagado por empresas estatales que no rebasa los 200 pesos cubanos al mes, sólo pueden ofrecerle a su familia a la hora de la comida un poco de arroz y chícharos.

Muchos se preguntan si no sería más fácil a la Empresa de Cultivos Varios, como vía de solución al problema, ubicar en los lugares afectados una venta directa a la población, y anunciarla por Radio Artemisa, para evitar una parte de las pérdidas, y los trabajadores podrían poner algo más en la mesa de sus hogares.

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ARTEMISA, 15 de diciembre (Rafael Peraza Fonte, Villa Roja) - Hace varios meses, detrás del pueblecito conocido por Campoalegre, ubicado en la carretera de Punta de Cartas, en el municipio de San Juan y Martínez, Pinar del Río, una laguna de varios kilómetros de extensión fue contaminada con algunas sustancias que exterminó todos los peces que vivían en ella. En esa ocasión, los vecinos de la zona estuvieron ingiriendo pescado, al decir de algunos, "como si vivieran en el capitalismo", por la abundancia.

Hace varias semanas se repitió el hecho, pero esta vez sucedió en el tramo que recorre el río San Juan desde el antiguo central Galope hasta su desembocadura en la costa. Cuando la noticia se supo, muchas personas corrieron al río, se metieron dentro del agua y cada vez que los peces saltaban al aire, los cogían y los lanzaban hacia la orilla. Nadie se preocupaba por lo que podría pasarle si comían estos peces, y mostraban en su rostro la alegría de tener abundancia de algo en un país donde nada alcanza.

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