MIAMI, EE.UU., 30 enero (www.cubanet, agencias) – La visita de la Presidenta de Brasil a Cuba, Dilma Roussef, que se inicia hoy, no pasará de ser un reforzamiento del apoyo del gigante suramericano al régimen de La Habana, y que inició Lula da Silva durante su primer mandato.
Es de prever que se amplíen los lazos comerciales entre las dos naciones, que favorecerán al gobierno cubano, como en el caso de la construcción del Puerto de Mariel, cuya inversión corre a cargo de Brasil, y que, según señala Jorge Hernández en un artículo publicado en las páginas Café Fuerte y también en Cubanet “ya desplazó al Reino Unido del sexto lugar entre las potencias económicas, y avanza a pasos agigantados para desplazar a Francia de la quinta posición”.
El artículo, La estrategia de Brasil en Cuba, señala más adelante: “La base de la estrategia del gobierno brasilero de entonces fue netamente política: apoyar a Fidel Castro y su gobierno, visto desde la izquierda brasileña en el poder como una probable base de sustentación de la isla, para apoyarla en la “lucha” frente al “enemigo imperialista” basado en un pueril anti-norteamericanismo propio de naciones menos responsables”.
Por su parte, y aunque se ha mantenido callada oficialmente, varias fuentes señalan que la Presidenta brasileña no se reunirá con los opositores cubanos. Reunirse sería un desagravio que los dirigentes cubanos no perdonarían a su amiga ideológica, aunque Brasil es un país democrático.