LA HABANA, Cuba – La 44 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos OEA se ha celebrado en Asunción, capital de Paraguay, en los primeros días de junio, bajo el tema “Desarrollo con inclusión social”. Por primera vez, en cincuenta y dos años Cuba, estuvo presente en el cónclave a través de varios líderes de la sociedad civil independiente.
Arribaron a Asunción los activistas Eroisis Gonzales, coordinadora nacional de la Plataforma Femenina del proyecto Nuevo País, Hildebrando Chaviano, director jurídico del Observatorio Ciudadano contra la Discriminación (OCD), Juana Mora Cedeño, coordinadora de la plataforma LGBTI Arcoíris Libre de Cuba (ALCU), Veizant Boloy de la organización CUBALEX y Leonardo Calvo en representación del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) para tomar contacto con la efervescente dinámica de intercambios, confrontaciones y consensos que generan los eventos de esta naturaleza.
Los opositores cubanos fuimos recibidos con sencillez y amabilidad por un pueblo humilde y orgulloso de sus tradiciones y cultura, donde es normal escuchar la lengua guaraní. En pocos días nos acostumbramos al asombro de los paraguayos al ver personas de tez tan oscura y a las altisonantes manifestaciones públicas de cada sector social aferrado a sus posiciones e intereses en temas tan delicados como el aborto y las uniones gays.
Los activistas cubanos tomamos contacto con la pequeña comunidad afroparaguaya, poseedora de muy admirables orgullo autoestima y auto reconocimiento. Las organizaciones civilistas afroparaguayas fueron excepcionales anfitriones para el encuentro e intercambio entre instituciones y plataformas promotoras de los derechos de los afrodescendintes en el continente. Líderes y activistas de Colombia, Perú Chile, Cuba, Brasil, Honduras, Costa Rica y el país sede debatimos y llegamos a consenso en las propuestas y demandas que elevamos a la Asamblea General de la OEA.
Temas como la necesidad de entrar al Decenio Mundial de los Afrodescendientes dotados de recursos y diseños para dar pasos definitorios en el propósito de disminuir las desventajas históricas que durante siglos afrontan las poblaciones afrodescendientes del hemisferio. Otro acuerdo importante fue aunar esfuerzos para impulsar a los Estados miembros a firmar y ratificar los instrumentos jurídicos aprobados por la OEA que protegen contra todas las formas de racismo, discriminación e intolerancia.
Para los delegados cubanos la experiencia fue muy significativa por ser la primera vez en varias décadas que la presencia y la voz de nuestra Isla se hace sentir en la OEA. Desde los numerosos e importantes encuentros con líderes, activistas y funcionarios oficiales, las proyecciones de colaboración e intercambio con plataformas cívicas de varios países del continente hasta la importante vivencia de apreciar la intensidad y alcance de los debates en ambiente democrático.
Este redactor reafirmó la disposición y capacidad de la sociedad civil independiente de Cuba para participar en los espacios de debate y concertación hemisférica, además de reiterar la necesidad de contar con la atención y solidaridad de las fuerzas democráticas del continente para impulsar la reconstrucción de la Cuba democrática que sueñan y anhelan los cubanos de buena voluntad.
Significativo fue el encuentro fortuito de José Miguel Insulza, secretario general de la OEA con el joven abogado Veizant Boloy, quien rodeado por la prensa y los asistentes le recordó al alto funcionario que durante su última visita a Cuba muchos activistas pacíficos fueron injustamente represaliados. Veizant recordó a Insulza que el mismo fue detenido por varios días y que el líder socialdemócrata Manuel Cuesta todavía es víctima de absurda represión
Los activistas llegados de la Isla pudieron constatar en Asunción la admiración, el respeto y la solidaridad de muchos de los participantes en este evento, donde se demostró que a pesar de la represión e intolerancia de los gobernantes cubanos, la Cuba real se abre al mundo.