Con esfuerzo se alcanza el Olimpo
LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – El viernes 28 de enero, en la logia Reivindicación, de la calle Camilo Cienfuegos, se constituyó la filial de la Orden de los Constructores Masones, en la ciudad de Matanzas.
La fraternidad se fundó en París el 17 de diciembre de 1777 en el templo de la logia Los buenos amigos, y su primer Gran Representante fue Pierre Françoise Charles Augerea, duque de Castiglione, miembro de la logia Los Hijos del Mar, del Gran Oriente francés.
Esta Institución tiene el fin de aglutinar a los hombres con ideas progresistas. Como condición de admisión está tener el grado de Maestro Masón, y recibir la invitación para afiliarse. Sus principios son: 1. Ayudar a las transformaciones sociales por medios evolutivos no violentos. 2. Crear conciencia de la necesidad de las mismas. 3. Fomentar grupos de personas de amplias ideas que sean capaces de luchar por esos objetivos en el terreno ideológico.
Como se trata de una organización multinacional, la sede recae en el país donde reside el Gran Representante elegido cada tres años. De ahí que desde 1835 hasta 1838 estuvo en Cuba, porque el cargo recayó en el pintor Juan Bautista Vermay, cuyos restos reposan en el Templete, en la Habana Vieja. Se vuelve a obtener la sede en 1940, al ser elegido Soberano Gran Comendador Ramón González de la Gándara.
Sin embargo, en 1960, a los constructores masónicos cubanos se les obligó a cortar con la dirección de la organización, que estaba en México, porque las leyes que se promulgaron impedían que las asociaciones nacionales fueran dirigidas desde el exterior.
A partir de esa fecha se instituyó el cargo de Gran Comendador en La Habana y en la actualidad lo ocupa Gabriel J. Padrón Ramos quien, junto a un entusiasta y laborioso grupo, se empeña en multiplicar las agrupaciones de constructores, y difundir sus postulados. De ahí que se fundaran filiales en Santiago de Cuba, Matanzas, y se prepare la próxima en la ciudad de Pinar del Río.
Esto se inscribe dentro del renacer de una auténtica sociedad civil. La ineficiencia socio-económica inmoviliza a la sociedad. Por eso, de forma lenta pero constante surgen bibliotecas, grupos musicales y teatrales, nuevas asociaciones y renacen otras agrupaciones ciudadanas que se encontraban en la oscuridad.
El gobierno, por su parte, pone en práctica lo que denomina “cambios estructurales”. Esto nos lleva a que, de manera natural, los ciudadanos puedan crear los medios para hacer avanzar la sociedad civil. Esforcémonos para que la cura de nuestro país no necesite de bisturí.