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Muere exministro de Salud cubano José Ramón Balaguer

José Ramón Balaguer, Cuba

MADRID, España.- José Ramón Balaguer Cabrera, exministro de Salud de Cuba, murió este viernes a los 90 años. 

Cubadebate, al dar a conocer la noticia, reseñó que Balaguer nació en Guantánamo en 1932 y se trasladó a La Habana en 1949 para estudiar la carrera de Medicina. 

Al producirse el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, sin abandonar sus estudios universitarios se incorporó a la lucha contra Fulgencio Batista y se integró al grupo de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), participando en manifestaciones y huelgas estudiantiles, apunta el medio oficialista. 

Tras el triunfo de la Revolución ocupó varios cargos militares y en la dirección del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Balaguer fue designado embajador de Cuba en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1990. A su regreso en 1992 fue electo Miembro del Buró Político, órgano del que fue Delegado en la provincia de Granma entre 1994 y 1995.

En el 2004 fue designado como Ministro de Salud Pública. Mientras ocupaba este cargo, trascendió el fallecimiento, en 2010, de 26 pacientes del Hospital Nacional Psiquiátrico de Mazorra, en La Habana, los cuales eran bañados con chorros de agua fría, en medio de una ola invernal, además de ser sometidos a permanente subalimentación. 

En 2019, a los 87 años, solicitó su liberación como jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central, cargo que ocupaba desde el 2011. 

El cadáver de José Ramón Balaguer será cremado y sus cenizas serán expuestas en el Panteón de los Veteranos de la Necrópolis de Colón entre las 9:00 y las 12:00 de la mañana de este sábado 16 de julio. Posteriormente serán trasladadas hacia el Mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País.

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Metamorfosis de un médico en comisario político

LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 –Hace apenas cinco días, el pasado 12 de enero se cumplieron dos años de la tragedia en que fallecieron 26 pacientes del Hospital Nacional Psiquiátrico de Mazorra, en La Habana, los cuales eran bañados con chorros de agua fría, en medio de una ola invernal, además de ser sometidos a permanente subalimentación.

El mundo conoció el crimen a través de la prensa independiente. De otro modo jamás hubiese trascendido. Se supo, incluso, que antes de este escandaloso hecho, otros dementes habían fallecido por iguales o parecidos motivos, aunque se reportaban supuestas neumonías.

La cartera de Salud Pública la llevaba por entonces el Dr. José Ramón Balaguer Cabrera, galeno de profesión y comisario político de oficio. Balaguer fue sustituido a finales del verano de 2010. Pero continuó siendo miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista. Y hoy es su Secretario Ideológico y de Relaciones Internacionales.

Una ola de frío se inició a principios de diciembre de 2009. Se reportaban muertes por supuesta neumonía en varios asilos de ancianos de la capital. Los mendigos, fallecidos en plena vía pública, fueron llevados al hospital Salvador Allende (antigua Covadonga), donde certificaron que la neumonía era la causa de su muerte.

Si Balaguer hubiese leído los informes, tal vez habría evitado aquel crimen inescrupuloso. Fuentes fidedignas del MINSAP afirman que sólo en la capital se cuantificaron 83 muertos por neumonía.

En ese mismo invierno, la Oficina de Información del Consejo de Estado organizó varios programas televisivos de la Mesa Redonda, dedicados a las 5 muertes de vagabundos en Estados Unidos, y 8 en México. Y catalogó a los gobiernos de esos países -con más de 307 y más de 113 millones de habitantes, respectivamente- de “irresponsables y demagogos”. En tanto, Randy Alonso, conductor del programa, ocultaba alevosamente las muchas decenas de muertos en nuestra isla que tiene sólo 11 millones de habitantes.

Los ministros del gobierno cubano parecen dedicarse, sobre todo, a dar respuestas a las demandas de los gobiernos populistas de la izquierda latinoamericana. Pero los problemas nacionales no cuentan para ellos.

Este caso relacionado con el ministerio de Salud Pública no es el único que ilustra mi parecer. Sin ir más lejos, todavía está fresca en la memoria la destitución del Ministro de Educación, Luís Ignacio Gómez, quien, según el propio Fidel Castro, vivía más en el exterior que en Cuba.

José Ramón Balaguer, junto al actual embajador de Cuba en Caracas, coordinaba contratos para exprimir los servicios médicos cubanos, desviándolos hacia Venezuela para reforzar la popularidad de Chávez, mientras hacía trizas el sistema de salud en la Isla.

En Panamá, la intromisión de funcionarios cubanos en los asuntos internos fue tan escandalosa que el nuevo ejecutivo se deshizo de la eventual ayuda de salud castrista.

En Brasil, un colegio médico estadual aplicó una acción similar, y recientemente no certificaron los títulos a jóvenes recibidos en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), por considerarlos profesionalmente ineptos.

Los centros de salud en Cuba son eficientes sólo para la nomenclatura y  para extranjeros. El pueblo solamente puede ver desde lejos sus instalaciones estrellas: el CIMEQ, el hospital Cira García, la clínica de los Generales del MINFAR y la clínica Marín, del Ministerio del Interior (MININT), entre otros a los que no tiene acceso la población.

En la barriada habanera de Santos Suárez, funcionarios del MININT usaron en sus mansiones particulares los materiales destinados a un centro de fisioterapia para personas de la tercera edad. Era una de aquellas obras sociales de la llamada Batalla de Ideas, empresa creada por el Máximo Líder, pero pronto los vecinos informaron que el edificio se hundía, como iba a hundirse más tarde la propia empresa. Hoy, en vez del centro de fisioterapia, se alza en el lugar un edificio de 4 plantas para oficiales del MININT.

Antes de que Balaguer fuera destituido de la cartera de salud, y se consagrara como comisario político, el periódico Granma, órgano oficial del partido comunista, anunció en primera plana una esquela de felicitación, firmada por él, al centro equino de Camagüey, a 600 kilómetros de La Habana. Sin embargo, Mazorra se encuentra en camino a la Terminal Aérea José Martí, a 10 kilómetros del MINSAP, y al parecer nunca fue visitada por él, al menos durante sus últimos tiempos de barbarie.

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