Abril 20, 1999
Primero de mayo en Cuba
por Carmelo Díaz Fernández, director de la Agencia de Prensa Sindical Independiente de Cuba y presidente de la Unión Sindical Cristiana de Cuba
LA HABANA, abril - Vamos a asistir en Cuba a la celebración de un nuevo 1o de Mayo, que lejos de ser una fecha conmemorativa organizada y celebrada por los trabajadores, se ha convertido en
una fiesta del estado, organizada por el estado y dirigida por el estado.
Arribamos a este primero de mayo de 1999 en Cuba ya en los albores de un nuevo siglo y milenio con la total ausencia de una norma legal que reconozca la existencia de organizaciones sindicales
independientes sin el tutelaje del estado ni de ningún partido político.
En este 1o de mayo la clase obrera cubana reclama democracia sin paternalismo ni tutelaje, democracia obrera para organizar sindicatos independientes y elegir a sus representantes en democracia,
sin miedo a la coacción, la represalia o el despido.
El sindicalismo al que aspiramos no es el dependiente y designado del gobierno, sino el que se sustenta en las mejores tradiciones obreras cubanas, enriquecida con la experiencia de otras naciones
que han logrado consolidar y desarrollar un movimiento sindical con una sólida base social. Aspiramos al que el trabajo se asuma como un derecho y se aprecie como un acto de creación al
servicio del bien común, ocupando un lugar superior a la organización del estado, y que el trabajo sea la única vía de realización personal y fuente sólida de
riqueza personal y social.
Los que decidimos emprender el camino del activismo sindical independiente en Cuba lo hemos hecho por una vocación humanitaria, sindical y democrática, tan necesaria para el momento
en que vivimos, ya que creemos en los altos valores de la democracia y en los principios universalmente admitidos como derechos inalienables de la persona humana.
En la Cuba actual el Partido Comunista traza sus directivas al movimiento sindical oficialista, el cual se ha convertido en correa de transmisión del gobierno, despojando de este modo de
todo vestigio de autonomía a las organizaciones sindicales.
En este 1o de mayo ningún sindicalista independiente podrá desfilar ni enarbolar sus justas demandas. Ni tampoco podrá denunciar los abusos y violaciones que se cometen en
contra de la clase obrera, como son:
- La proscripción del derecho a huelga y otras formas de protesta pacífica en el ámbito laboral.
- Las deplorables condiciones higiénico-sanitarias de los trabajadores.
- Despidos indiscriminados y selectivos por razones básicamente ideológicas y políticas.
- La imposición de tareas ajenas al contenido del trabajo de la plaza.
- Organización de actividades políticas durante la jornada laboral.
- Negaciones de promociones laborales, acceso a planes de capacitación o incremento de salarios por causas ideológicas.
- Imposibilidad de obtener empleo de forma independiente.
- Obstáculos burocráticos para el traslado del centro de trabajo.
- Intromisión en la vida personal de los trabajadores a través de comprobaciones, chequeos e investigaciones en sus lugares de residencia.
- Anotaciones en el expediente laboral de hechos ajenos a la actividad laboral, tales como integración política, creencias religiosas, personas que dependen económicamente del
trabajador y composición del núcleo familiar.
- Indefensión notoria ante decisiones administrativas sin fundamentos éticos y legales.
- Cargos de alta remuneración salarial reservados sólo para personas políticamente confiables.
- Venta de plazas por altas sumas de dinero en centros de trabajo del área dólar o pertenecientes al sector comercial y gastronómico.
- Juicios laborales sin representación letrada para el inculpado de presuntas transgresiones de la disciplina laboral.
Estas violaciones y abusos que hemos enumerado entiéndase que por cierto no son las únicas que se cometen contra los trabajadores en Cuba. El movimiento sindical independiente en
Cuba reclama democracia y participación activa en la toma de decisiones políticas, sociales, económicas y culturales.
Demandamos en este 1o de mayo de 1999 que en Cuba no se sigan ignorando las circunstancias privadas de la vida. Los trabajadores cubanos agrupados en sindicatos independientes queremos que, al
igual que en las naciones democráticas, modernas y progresistas, se nos reconozcan nuestros derechos a coordinar las políticas que nos beneficien y rechazar las que nos afectan.
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