Febrero 23, 1999
Del pleno empleo al pleno desempleo
Por Vicente Escobal, especial para Lux Info-Press
LA HABANA, febrero - El tema del redimensionamiento laboral, según especialistas, tiene
como pretexto la búsqueda de la eficiencia por sobre todas las cosas, dada la imposibilidad
de lograrla con la enorme cantidad de subempleados que existe en el país, a pesar de que la
racionalización, desde 1990 hasta la fecha, abarcó a 155 mil trabajadores. El derecho
al trabajo se mantendrá como bandera del estado y aspiración de la sociedad, pero no
necesariamente la garantía de empleo para todos, porque las condiciones en que se viene
configurando plantea la disyuntiva de pensar ya no en el pleno empleo, sino en el máximo
empleo posible, manejar un nivel mínimo de desempleo que la economía pueda permitir.
La necesidad de crear nuevos puestos de trabajos para más de un millón de
personas, choca con el redimensionamiento de las empresas, que cada día manda hacia sus casas
más trabajadores con el 60 % de su salario, así como de cada 100 personas mayores de
15 años sólo 53 se ofrecían para trabajarle al estado, por el desaliento que
implica obtener salarios muy bajos.
Los puestos de trabajo disponibles en la agricultura, servicios comunales y otros sectores que
no califican dentro de las expectativas, de la mayoría de las personas en edad laboral, frena
notablemente el equilibrio entre los que se incorporan y los que se ven obligados a abandonar sus
ocupaciones habituales.
Cuba, con un nivel de desempleo oficial de un 7,1 % y 3,044 trabajadores pendientes de ubicación,
afronta una coyuntura muy difícil por la crisis económica que atraviesa imposible de
revertir con la sola utilización del turismo. El desempleo, ese flagelo que en Cuba se
enmascaró detrás del subempleo y el paternalismo además de las informaciones
adulteradas, muestra hoy un rostro ulcerado por un mal que, si bien se trata de paliar con medidas
de emergencia como el turismo y los trabajadores por cuenta propia, no podrá ser erradicado
jamás, si como dicen los especialistas, se tratará de obtener eficiencia bajo
cualquier concepto.
Una solución que podría remediar mucho estos problemas abiertamente reconocidos
por el ministro de trabajo, sería la apertura de la pequeña empresa privada ya que ésta
generaría un gran número de puestos de trabajo, que crecería a medida que se
acrecentaran las inversiones de los cubanos y la ampliación de sus negocios.
Decir que el pleno empleo nunca volverá a existir en Cuba, sin darle la oportunidad a los
trabajadores, al menos de demostrar sus virtudes empresariales puesta de ejemplo por los inmigrantes
económicos que abandonaron la isla, es una forma tácita de decir que no habrá
una real apertura económica.
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