El sindicalismo en el campo

Por André Linard, Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres

Bruselas, 24 de junio de 1998 (CIOSL En Línea): Cuba - Estados Unidos, revolución comunista e «imperialismo» capitalista. Esta oposición espectacular no alcanza más a describir la problemática cubana. Intervienen en el país nuevos actores, menos visibles. Entre ellos, sindicatos.

El pasado 5 de mayo debía realizarse el primer congreso de la Alianza Nacional de Agricultores Independientes de Cuba. En el mismo se debían abordar las condiciones de vida de los productores rurales, el transporte de los productos y su comercialización.

Aunque mal vistas por el poder, las cooperativas campesinas que componen ese sindicato no se esconden. Incluso invitaron a su congreso a Raúl Castro, probable sucesor de su hermano Fidel, como así también al Presidente de la Asamblea Nacional, la prensa oficial, los representantes del Partido Comunista, etc. Sin embargo, el 5 de mayo por la mañana, según informó la Agencia de Prensa Libre Oriental (cubana), «todas las personas que intentaban llegar al lugar del Encuentro fueron detenidas y conducidas a un centro policial», incluso los periodistas de dicha Agencia. El 31 de marzo y el 3 de mayo, Reynaldo Hernández, Presidente de la ANAIC, ya había sido interrogado por la Seguridad del Estado. Se le dijo que «el gobierno no toleraría que los campesinos independientes discutieran libremente los temas concernientes a la agricultura». Respondió que «nuestro proyecto es estrictamente económico y está encaminado a buscar una solución a la grave crisis alimentaria que sufre el país».

La víspera del congreso, diversos dirigentes de las cooperativas fueron hostigados por cuerpos de la policía y citados para el día siguiente. Más tarde, una vez anulada la fecha del congreso, se multó a otros dirigentes por no haberse ocupado eficazmente de sus tierras.

Transición y progreso

En Cuba existen tres cooperativas independientes en diferentes provincias. La primera, llamada Transición, fue creada en 1997. Actualmente declara contar con 34 miembros. Al igual que las otras dos -Progreso I y Progreso II- señala, en su acta de constitución, que «como reacción lógica a la colectivización agrícola se presentaron dos fenómenos: el éxodo masivo hacia la ciudad y la apatía social en cuanto al trabajo».

La reforma agraria cubana transformó en propiedades del estado el 73% de la superficie agrícola. El resto se reparte en cooperativas supervisadas por el estado y en minúsculas propiedades individuales. Según las cifras oficiales quedan 120.000 pequeños propietarios (menos de 5 "caballerías" cubanas, es decir, 6.715 áreas).

Para Antonio Alonso Pérez, Vicepresidente de Transición, «las tierras propiedad de todos pasaron a ser propiedad de nadie, por lo que no había ningún incentivo para cuidar, limpiar, o sea proteger el medio ambiente». Los campesinos de las tierras colectivizadas no están motivados para realzar su valor. En cuanto a los propietarios independientes, quieren hacerlo pero como no pueden vender libremente sus productos, se limitan a cultivar para su propia subsistencia, cuando podrían ayudar a resolver el problema alimentario del país.

La Asociación considera que las ayudas que se otorgan a Cuba no llegan a los campesinos. De allí que las cooperativas independientes deseen pedir y recibir una ayuda externa como organización no gubernamental, como sucede en otros lugares. Las cooperativas solamente reivindican el derecho de los campesinos de asociarse en una organización autónoma y de poner en práctica proyectos -sus propios proyectos- para compensar la falta de combustible, de abonos, de insecticidas, etc.

Contrariamente a los embriones de partidos políticos disidentes del régimen comunista, ese sindicalismo campesino naciente no se define por su oposición al régimen comunista. Sus reivindicaciones no son directamente políticas. En el discurso que se debía hacer el 5 de mayo sobre el tema de la mujer campesina, Oria Hernández Pérez agradece a «la Revolución ya que por medio de ella educamos a nuestros hijos y en cuanto a la salud no tenemos quejas, pues ha habido mucha preocupación por parte de ella también».

El derecho de vender, simplemente

Los campesinos piden simplemente un espacio autónomo de organización, fuera de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños). En su opinión, la ANAP y las demás organizaciones de masa afiliadas al Partido Comunista son cintas transportadoras del poder y no la expresión de los intereses del sector.

Los discursos preparados para el congreso presentan la particularidad de enunciar soluciones a los problemas planteados. Oria Hernández Pérez, por ejemplo, propone para revalorizar la cría de ganado,, «solamente dar autorización a todo el que cría ganado para poder sacrificarlo y vender su carne de acuerdo a los precios vigentes en el mercado».

El Presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Independientes declaró que después del congreso las autoridades han cambiado de táctica. Prometieron a los campesinos mejorar sus condiciones de trabajo pero se negaron a que elijan y vendan libremente sus productos. En efecto, es en ese aspecto que, incluso carentes de intenciones políticas directas, esas cooperativas ponen en tela de juicio uno de los principios de la revolución. Al proponer aumentar el espacio destinado al mercado libre, disminuyen en la misma medida el control estatal sobre la economía y sobre la sociedad. Eso explica al mismo tiempo el silencio de la prensa local y la firme reacción de las autoridades. Sin duda, éstas temen la reaparición de una jerarquía social desigual en el mundo rural.

No obstante, probable señal de que aprendió la lección, la ANAP resolvió revitalizar las cooperativas de servicios y de crédito. Si la intención fuera más allá de las palabras, daría testimonio de la capacidad de la sociedad civil de hacer mover al régimen.

En busca de la autonomía

¿Sociedad civil? Al pisar tierra cubana, el Papa Juan Pablo II reverló el creciente papel que desempeña la Iglesia Católica en el panorama social de ese país. Además, periodistas cubanos independientes difunden en el extranjero informaciones alternativas -y, se lo debe decir, muy críticas- a las de la prensa gubernamental.

Desde junio de 1996 existe también en Cuba un Colegio de Pedagogos que contaría con 200 miembros. Existe también un sindicato independiente, la Confederación de Trabajadores Democráticos de Cuba, que reclama el reconocimiento de los derechos sindicales: adhesión libre y voluntaria, huelga, compromiso sin discriminaciones políticas... Finalmente, a escala local nacen pequeñas iniciativas como bibliotecas privadas, para salvar las deficiencias cuantitativas y cualitativas de la cultura oficial.

Todas esas organizaciones tienen en común que se oponen al monopolio ejercido por las vinculadas al Partido Comunista: CTC para los obreros, ANAP para los campesinos… Algunas de ellas tienen vínculos con los partidos políticos de oposición, generalmente escuálidos.

Se pueden plantear interrogantes en cuanto a la representatividad cuantitativa de esas organizaciones. Sin embargo, cualitativamente su existencia demuestra que la sociedad cubana se mueve. Las autoridades están incómodas pero sus reacciones no llegan a la violencia de la represión que se vio en otros países. Por primera vez desde 1959, dichas autoridades se ven confrontadas a instancias que, sin querer derrocar al régimen, afirman que el estado no puede hacer todo. ¿Estará éste dispuesto a dejar un margen de autonomía a esas organizaciones?

Contacto: Departamento de Prensa de la CIOSL. Tel.:++32 224 02 12 (Bruselas). Para mayor información, vea nuestra página en Internet (Http://www.icftu.org).

Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL)

SECCIONES EN CUBANET: NOTICIAS, PINTURAS, FOTOS, ORGANIZACIONES Y MAS