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¿Superará China a Estados Unidos?

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - La economía china es tan pujante que muchos especialistas, incluidos norteamericanos, calculan que antes de 2030 su PIB sobrepasará el de Estados Unidos. No obstante, esa predicción no tiene suficiente solidez. China debe resolver muchos problemas, que incluso con su acelerado desarrollo podrían crecer más, como el elevado y preocupante grado de polución. Además, la dimensión del PIB y su crecimiento, aunque son elementos importantísimos para determinar el avance de un país, no definen totalmente las características de una sociedad.

De hecho, China continúa con rasgos de atraso en variados aspectos sociales, con aéreas de pobreza considerables, en particular en el interior de su territorio, a pesar de los incuestionables avances. Está calificado por PNUD como un país de Desarrollo Humano Medio, en la posición 92 mundial, frente a la posición 13 estadounidense. Aunque su PIB de forma global ya es considerable, cuando se toma en cuenta, su per cápita es sólo 5 383 dólares, contra 45 592 dólares de Estados Unidos, ambos a paridad de precios comparables de 2007 (IDH-2009).

Por otra parte, las diferencias en cuanto al nivel científico-técnico entre ambas naciones son  enormes. Las exportaciones chinas son realizadas en alta proporción por empresas foráneas radicadas en el país. De las 200 mayores firmas exportadoras el pasado año, 153 poseen en alguna medida capital extranjero, según publicó recientemente The Economist. Muchos analistas coinciden en que aunque hay significativos avances tecnológicos, queda mucho por avanzar en el campo de la innovación y la creatividad para alcanzar a Estados Unidos.

China realiza ingentes esfuerzos para aceleradamente incrementar su acerbo científico- técnico, pero persisten serios problemas en la calidad de la educación impartida en sus universidades. De acuerdo con un Informe del Instituto de Educación Internacional (IEI) de New York, citado por el periodista Andrés Oppenheimer en su columna de El Nuevo Herald, en las universidades norteamericanas estudiaban 98,000 estudiantes chinos, un 15,0% del total de los alumnos extranjeros en centros de educación superior estadounidenses en 2009. Paralelamente, una simple mirada a los Premio Nobel en los últimos años, en medicina, química, física, economía y literatura, apenas se incluyen chinos, mientras los norteamericanos tienen una presencia abrumadora.

El rezago tecnológico chino con relación a Estados Unidos no podrá ser resuelto ni a corto ni a mediano plazo, y menos con el gran obstáculo de la permanencia de un régimen todavía fuertemente permeado por el autoritarismo.

China y Viet Nam son ejemplos de los resultados que se obtienen cuando se permite a las personas desplegar sus iniciativas. Cuba, aunque no tiene que copiar para realizar sus transformaciones, no puede obviar que estos países pudieron salir de un estado de crisis y avanzar, por haber liberado las fuerzas productivas, y abandonado dogmas y formas fosilizadas de pensamiento. Para suerte nuestra, tenemos la ventaja -si seriamente comenzáramos las transformaciones- de poseer tradiciones democráticas occidentales, frente a las de China, con milenios de despotismo, lo cual nos permitiría avanzar mucho más rápidamente en la democratización de la sociedad. Un factor indudablemente coadyuvador de un desarrollo económico eficiente y competitivo. En una ocasión Deng Xiaoping afirmó: Hacerse rico es glorioso.

Algunos extremistas realizaron una interpretación grosera y mezquina de ese texto, cuando en realidad el estadista chino quiso expresar que las personas emprendedoras al crear riquezas no sólo obtienen rédito para ellas, sino también aportan beneficios para toda la sociedad. La experiencia china, con sus impresionantes logros económicos y sociales obtenidos a partir de 1978, le dio la  razón a Deng.





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