IMPRIMIR
La ofensiva contrarrevolucionaria

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - El arrebato colectivista de 1968 fue el comienzo de lo que hoy es Cuba: una nación socialmente desestructurada, en ruinas, y donde la autoestima de millones de ciudadanos es inversamente proporcional al discurso triunfalista de los gobernantes.

En el transcurso de ese año, decenas de miles de microempresas fueron confiscadas en aras de eliminar todo lo que representara al anterior sistema basado en la economía de mercado, con sus inamovibles reglas de oferta y demanda, y la democracia representativa. Tales entidades eran los últimos eslabones capitalistas que habían logrado sobrevivir a la ola revolucionaria.

De los destellos, el totalitarismo pasaba a una nueva fase más abarcadora y persistente. Ya nada sería igual en Cuba. Poseer una sastrería, un taller para reparar relojes o una cocina ambulante para vender comida ligera en aceras y portales, fue  motivo para recibir la mirada hosca del poder, como antesala al despojo de todos los bienes, sin contemplación alguna.

Era necesario extirpar los vestigios de independencia laboral y la posibilidad de que el ciudadano emprendedor dejara constancia de que, a través del ejercicio de la propiedad privada, obtenía superiores resultados a los alcanzados en las empresas del estado.

Sin admitir, de manera explícita, que aquella decisión fue un craso error, los mismos que ayer ordenaron o aprobaron la medida de fuerza, hoy estudian cómo volver a darle cobertura a los pequeños negocios particulares.

Los escandalosos niveles de ineficiencia e improductividad a nivel nacional, y la pérdida del sentido de pertenencia con su estela de indisciplinas y corruptelas, son consecuencias directas de lo que en aquel momento se denominó como “ofensiva revolucionaria”.

No faltaron las llamadas de atención desaconsejando la puesta en práctica de semejante insensatez. Incluso un sector de antiguos militantes del Partido Socialista Popular, vinculados al sistema encabezado por el partido comunista liderado por Fidel Castro, se opuso frontalmente a lo que consideraba un paso al vacío.

Estas y otras reprobaciones de carácter político, dieron pie a un juicio por medio del cual se llevó a la cárcel a 38 personas. Por otro lado, miles de ciudadanos sufrieron el efecto de una purga a escala nacional que se tradujo en expulsiones del centro del trabajo, reclusión domiciliaria o el envío al campo a realizar labores agrícolas. 

Previamente detenidos en los meses finales de 1967, la treintena de marxistas cubanos tradicionalmente pro-soviéticos, fueron juzgados en el proceso conocido como Microfraccion, a principios del año siguiente. Estos  procesos judiciales se caracterizaron por una amplia y virulenta campaña publicitaria, con el fin de disuadir a reales y potenciales críticos.

Poco a poco se emprende el camino a la inversa, lo que a un ritmo lento, para no romper las maltrechas bases de un socialismo que, tras más de cinco decenios, muestra significativas señales de agotamiento.

Los mandamases cubanos buscan una cohabitación entre un capitalismo semisalvaje y el mismo partido que gobierna desde 1959.

En los próximos años veremos cuál es la magnitud de las reformas. En las condiciones actuales la plena apertura para que operen las pequeñas empresas puede desencadenar otros efectos contrarios a una ideología que persiste en enarbolar el predominio del Estado en todos los ámbitos del acontecer nacional.

Por eso la tibieza en la aplicación de medidas favorables a un cambio sustancial de las perspectivas socioeconómicas.

El castrismo es una palabra descolorida, un puñal herrumbroso clavado hasta la empuñadura en la historia de Cuba.

En medio de tanta desgracia, por lo menos es posible tener un modesto acceso a la alegría, al conocer que habrá una eventual “ofensiva contrarrevolucionaria”. ¡Quién se lo iba a imaginar!

oliverajorge75@yahoo.com  





http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.