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Decisiones

Martha Beatriz Roque Cabello

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - “No existe punto más importante en la emisión de papel moneda que el de tener presentes los efectos que se derivan del principio de la limitación de la cantidad”, escribió David Ricardo en su libro Principios de Economía Política (1817). Pero este y otros preceptos económicos son algo que no interesa a los que dirigen el país. Hacen caso omiso al hecho de que la economía es una ciencia y la convierten en un objeto dependiente de la circunstancia política. No los motiva para nada que el Estado cubano no esté en condiciones de sostener el valor de la moneda.

En uno de sus arranques de antiimperialismo, Fidel Castro decidió devaluar el dólar con respecto a un invento de divisa que se denominó cuc (peso cubano convertible) y así ha quedado, al parecer, para siempre. El país cuenta con dos tipos diferentes de moneda, aquella con la que se paga a los trabajadores y la llamada convertible. La primera, con respecto a la segunda, tiene un valor de cambio tan bajo que no estimula el trabajo. La segunda está sobrevalorada como divisa y dificulta el desarrollo del turismo y de la economía en general.

Con verdaderos deseos de solucionar la crisis económica por la que atraviesa el país, habría que plantearse la eliminación del uso de dos monedas internamente, y sobre todo darle a la moneda usada el valor de cambio que verdaderamente le corresponde.

Este es uno de los muchos temas que deben corregirse, porque que se creado nuevos problemas al tratar de solucionar otros.

Es por eso que resulta difícil hacer una evaluación de la economía cubana, ya que no existe un modelo económico como tal, y mucho menos un sistema de registros contables, que permita tener una base sólida de elementos para el análisis. Puede decirse, sin temor a equivocaciones, que la información estadística que emite el gobierno no es fidedigna; está alterada desde la base, donde la recopilación de información es inoperante y a veces inexistente.

Por ejemplo, se ha informado que hay un excedente de más de un millón doscientos mil trabajadores. Sin embargo, los oficiales retirados de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, son reincorporados al trabajo en cargos calificados por el gobierno como de “alta confianza”, entre ellos, gerentes de firmas comerciales vinculadas con empresas extranjeras; dirigentes del sector de turismo o administradores de tiendas. También altos oficiales del ejército -ya en retiro- han sido nombrados a cargos de ministros y vice ministros. Indiscutiblemente, son los “idóneos” de los que habló Raúl Castro.

Hace poco se convocaba a los maestros retirados a reincorporarse a las aulas, debido a la falta de maestros. Y ahora resulta que se cubrirán estas plazas con personas del Ministerio de Educación que supuestamente sobran.

Ahora se dan cuenta que han estado manteniendo, sin que produzcan, a un numeroso grupo de trabajadores de la administración central del Estado y de sectores como el azucarero, que cuando prácticamente cerraron la mayoría de los centrales del país, continuaron cobrando su salario sin trabajar, para que estudiaran.

Efectivamente, Cuba es el único país del mundo donde se puede vivir sin trabajar. Es tierra de vagos, en la que el Estado paternalista ha tratado de conservar bajo su custodia a los trabajadores, con el fin de utilizarlos políticamente y mantener el control total de la sociedad.

El proceso de restablecer el orden laboral, en el sentido de no pagar a los que no producen, implicará el renacimiento de la palabra “cesante”, que hasta ahora sólo se aplicaba al capitalismo, pues en el lenguaje virtual que utiliza el gobierno cubano, no había trabajadores  “cesantes”, sino “disponibles” o “interruptos”.

Esta primera fase terminará en marzo de 2011, y en ella participarán activamente la Central de Trabajadores de Cuba y las organizaciones sindicales, que sin lugar a dudas estarán, como siempre, para respaldar las decisiones del gobierno y no los derechos de los trabajadores.

Estas son parte de las medidas que el gobierno ha anunciado que se han adoptado, y califican como “importantes decisiones, que constituyen en sí mismas una transformación estructural y de concepto, en interés de preservar y desarrollar el sistema social y hacerlo sostenible en el futuro”. Esto da una idea de que lo más importante es mantener la dictadura a través del control económico, y que los llamados “cambios” que en ocasiones ha augurado Raúl Castro, no producirán ningún beneficio a la sociedad, que seguirá ahogada y con sus libertades coartadas.





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