Gladys Linares

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) – Por estos días, el Comandante en Jefe no deja de profetizar que se nos viene encima una guerra nuclear. Para suerte de los cubanos, como la guerra es nuclear, no es necesario seguir construyendo apresuradamente “refugios”, esos túneles que casi acaban con las viviendas en Cuba.

Años atrás, para los que vivimos en las cercanías de la unidad militar situada en la barriada de Lawton, no fue necesaria la cacareada invasión para ver destruidas muchas casas por las explosiones. Pupi es un cubano que vive por allí. Tiene una casa en Lawton que heredó de sus abuelos y siempre dice: “Cuando mis abuelos se casaron compraron el terrenito. Construyeron la casa en 1950. Es cómoda y amplia. Aquí fueron felices y aquí nacimos mi mamá y yo”.

El inmueble se levanta en una zona tranquila. Tiene tres cuartos, portal, y un patio con árboles frutales, que limita con los terrenos de la unidad militar. Un día, comenzaron a rajarse las paredes. Por mucho que Pupi les pasaba la mano, volvían a salir las rajaduras. Entonces trajo un arquitecto, quien determinó que los cimientos estaban quebrados, que para arreglarlos había que inyectarlos. Como él no tenía recursos para asumir un trabajo de tal envergadura, hizo gestiones con la Dirección de Vivienda, pero todo fue inútil. Luego, un amigo albañil le explicó que el problema se debía a las explosiones que se producían en la zona para construir los túneles, y que su casa no era la más afectada.

Pupi, que trabaja de dulcero en una panadería por La Víbora, fabricó un horno en el patio y comenzó a vender pasteles, empanadas, señoritas, cakes, pero ni aún así le alanzó el dinero para la reparación capital que necesitaba su vivienda.

Desesperado, decidió permutar. Los interesados no se hicieron esperar: una casa como aquella no se consigue todos los días. Sin embargo, Pupi no engañaba a nadie, así que los candidatos se arrepentían tan pronto como se enteraban que aquella era una zona de zambombazos.

Hoy, Pupi vive en Centro Habana con su suegro. De cuando en cuando viene a darle una vuelta a la casa de Lawton. Él que pasa por allí puede ver el portal apuntalado. Dentro ocurre otro tanto. Triste destino para una bella casa con una historia feliz.