Odelín Alfonso Torna (PD)

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Con éxito fueron rescatados los 33 mineros atrapados durante 70 días en las profundidades del yacimiento chileno San José. El acontecimiento fue presenciado por cientos de millones de personas en todo el mundo y Chile ganó para su historia un episodio más de júbilo nacional.

Ni siquiera la espera de un Mundial de Fútbol, un Clásico Mundial de Béisbol, una Olimpiada o el ya histórico concierto Paz sin Fronteras que presenciamos el 20 de septiembre de 2009, en la plaza de los viejos talibanes de la Sierra Maestra, me habían emocionado tanto como el rescate de los mineros chilenos.

Me duele saber que los cubanos oculten bajo tierra su nacionalismo o patriotismo, como lo quieran llamar, y aún no consigan su rescate, ese palpitar que nos hace echar rodilla en tierra por nuestros coterráneos. La revolución se ha encargado de cavar, sin límites de recursos, ese oscuro e infinito túnel del que pocos escapan.

¿Y los que quedan dentro, la gran mayoría?

Mire usted, que mientras estamos llenos de conductos por los que se deslizan los racionamientos, las leyes y los leguleyos, las órdenes y los desordenes, los rescatistas de aquí y de allá no se ponen de acuerdo. Es triste decirlo, pero a la gran mayoría dentro de este hoyo llamado revolución, no le interesa o no le conviene salir.          

Pero el mundo debe estar atento, de alguna manera se propiciará el próximo rescate, el de los 12 millones de cubanos atrapados por una dictadura de cinco décadas. Y sí, nos importa saber cuánto demoraremos en salir, o quién será el timonel del súper taladro que rebasará nuestras paredes agrietadas y llegará a ese laberinto de mentiras que nos empaña las pupilas.

Ojalá que los minutos se conviertan en horas llegados los festejos, y que la vieja gruta y sus demonios se cierren para siempre. Tengo la certeza que habrá Habana Club y Bacardí sobre una misma mesa, aunque Hilary Clinton y Ricardo Alarcón no se traguen el cuento.

¿Se puede decir que la revolución cubana se derrumbó desde el primer momento?

Más bien la derrumbaron y pocos nos hemos dado cuenta del desastre. Karl Marx y Friedrich Engels hundían al proletariado y Fidel Castro cobraba el seguro de vida. Y quién lo iba a decir, después de explotar la mina por más de cincuenta años en nombre del embargo, el decano de los profetas la declara disfuncional.

¿Demandaremos a los culpables?

No haría falta, porque sería como profundizar en otras grutas ideológicas nada deseables, licenciar a nuevos caudillos, y por consiguiente, originar al pie de los lumbrales otros derrumbes. Basta con que ellos queden en el olvido, ese será su sepulcro.

Chile está de fiesta desde el miércoles 13 de octubre, 33 de sus hijos fueron izados por la cápsula Fénix desde las entrañas de San José. El gobierno de Sebastián Piñera tomará medidas para que hechos como estos no se repitan.    

Los cubanos también saldremos a la luz y habrá lágrimas de emoción, también de tristeza por el tiempo y los seres perdidos. También rescataremos las libertadas perdidas. Nos queda esperar por un Ave Fénix que nos saque a todos de un solo golpe.