Frank Correa
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Igual que sucedió en los años noventa, Rafael ha comenzado a restaurar el quiosco en el portal de su casa para abrir un cafetín. Otra vez el Estado autoriza la apertura de negocios privados, y llena de esperanzas a muchos cubanos. La experiencia anterior les dejó un sabor amargo cuando fue liquidado el noventa por ciento de los cuentapropistas por el asedio de los inspectores y los elevados impuestos. Rafael soportó la tempestad durante una década mirando el deterioro progresivo de su quiosco.
Con el tiempo, los ciclones le aflojaron el techo, y debido a las dificultades económicas vendió las tejas, el fregadero, las rejas, las losas y los cables eléctricos. Lo que quedó se cubrió de hierba y musgo. Ahora su dueño lo ha vestido de nuevo, instaló otro fregadero; un soldador ya está colocando rejas en la puerta y las ventanas, para luego montar el techo.
Su esposa Flor mantiene la casa y asume la inversión del cafetín gracias a su negocio con el Tarot. Flor tiene una abundante clientela en Jaimanitas, Santa Fe y oros pueblos distantes. Decenas de personas amanecen en su portal para que les revele el porvenir.
La cartomántica cobra 1 CUC por consulta, lee la línea de la vida, advierte cómo viene el futuro y cómo mejorarlo, informa del estado general de salud de los clientes, vaticina viajes al exterior, ayuda a concretarlos, a que las personas encuentren el amor, o lo recuperen; a que obtengan buenos trabajos, y una vida mejor.
Si la apertura económica del gobierno va en serio, y Rafael no resulta timado de nuevo, está seguro de que saldrá adelante con su empresa para realizar el sueño de su vida: vivir sin premuras vendiendo pizzas, frituras, panes, café, refrescos, jugos, aunque eso le cueste a Flor perder algunos clientes, pues con esta y otras aperturas se resolverán algunos problemas de los cubanos. |