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Amar es lo principal

Adolfo Pablo Borrazá (PD)

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) – A los seis años le dijo al padre que el sucesor de Fidel sería su hermano Raúl. Su padre, personal de seguridad del Comandante en la década del 80, no creía que una chiquilla que apenas conocía las vocales le anunciara lo que años después ocurrió.

Enamorado de la retórica del Máximo líder, el progenitor  le aseguró a la  niña que la sucesión  sería con votos, sin nepotismo. Por aquel entonces, ella no conocía el significado de la palabra nepotismo. Hoy tiene 25 años y no quiere saber nada del comunismo.

El otrora guardaespaldas todavía cree en las palabras de Fidel y se muestra orgulloso cuando lo ve en televisión. En cambio, su hija, casada con un disidente, está loca por irse del país. Quiere dejarle el socialismo de regalo a su progenitor. “Para que se lo coma con papas, si  hay papas”, dice.

Cuenta  que su padre se ha vuelto insoportable, al tener que aceptar que ella tiene la razón. La relación entre ambos empeora con cada visita. También está el problema del yerno, que para él es “un mercenario”. A ese no quiere ni verlo. Según dice “es un parásito que quiere tumbar la revolución”.

Lo cierto es que al antiguo guardaespaldas del Comandante no soporta que le digan que su ídolo siempre falló en todos sus vaticinios. No admite contrapunteo alguno con las palabras del Máximo Líder.

Su hija  está harta de tantas mentiras, los “teques” del padre le provocan  nauseas y dolores de cabeza. Sólo espera irse cuando a su marido le llegue la visa, aunque nunca más vuelva a ver a su padre. Lo quiere más que a nada en el mundo, pero la ideología los ha distanciado.

Hablé con a ambos sobre sus diferencias. Cada uno defiende lo que cree. Son dos seres separados por la ideología y ninguno quiere dar su brazo a torcer. Anteponen la política al amor.

A cada uno le pregunté cómo imaginan el final de esta revolución. El padre dice que el socialismo en Cuba se arreglará, como  en China y Vietnam. La joven me dijo que no, que terminará cuando mueran Fidel y Raúl. Asegura que la democracia es lo mejor para la isla, porque permitirá a los cubanos poner en una  descubrir que todo lo que vivieron durante más de medio siglo fue mentira.

Teniendo en cuenta los antecedentes de “vidente” que tuvo la joven cuando era una niña, me inclino a darle la razón a ella. Su padre no quiere ver el fiasco que fue su revolución y ha decidido continuar creyendo en su fantasía.

Si a algún lector esta historia le recuerda lo que pasa en su propia familia, le aconsejo que trate de limar sus diferencias familiares. No vale la pena sacrificar el amor. A diferencia de la política y la religión, que dividen, el amor puede unirnos, por encima de los desacuerdos.  

adolfo_pablo@yahoo.com




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