SI DESEA RECIBIR LAS NOTICIAS POR E-MAIL, PULSE AQUÍ
IMPRIMIR
En fila

Frank Correa
                                                      
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Acaba de morir Pastrana, uno de los borrachos más famosos de Jaimanitas. Al cementerio lo acompañó un grupo de vecinos y todos sus compañeros de curda: Antonio, ex  estrella del equipo de béisbol Industriales, malogrado tempranamente por  la bebida,  Coquito, también ex pelotero  y relegado del equipo Cuba en víspera de su primera competencia internacional, de lo que nunca se repuso. José el pintor, que en vez de reflejar en cuadros serios sus grandes proyectos artísticos (Dios barriendo la calle y La partición del mundo), pintaba agujas de abanico que vendía baratas, para  comprar la botella.
                                                                                                                           
También acompañaron a Pastrana, Fidelito, el borrachín que de noche recorre las calles repitiendo los discursos del Máximo Líder: “Estamos en el momento decisivo”,  “Ahora somos más fuertes que nunca”;  el Bemba, militar  defenestrado  en la Causa número uno de 1989; Pablito, técnico  de equipos electrodomésticos graduado en la Unión Soviética, que  después del primer trago encuentra  las soluciones más  increíbles  para componer los  viejos televisores Krim 218, radios VEF, tocadiscos y grabadoras, jactándose de que Gorbachov, la noche de  la graduación en Minsk, le  confesó el secreto de la tecnología rusa

Eran más los que acompañaban a Pastrana a su última morada. Ninguno se había dado un trago desde que  encontraron tieso al amigo junto  a la botella vacía. Los vendedores de ron clandestino del pueblo cerraron sus puertas y escondieron los tanques por temor a un registro.

Cuando el encargado de despedir el duelo terminó  y cerraron la bóveda, los borrachos se marcharon en fila  hasta el ómnibus, entremezclándose con el público. Se reconocían porque llevaban la misma postura  encartonada que asumió Pastrana  la semana  última.

Son hombres que se alimentan mal, trabajan en lo que aparece, botando basura, limpiando patios, pintando casas, cualquier cosa que le reporte la calderilla necesaria para comprar la bebida. Sus fiestas nada tienen de felices; son apagadas, repletas de diálogos nostálgicos donde rememoran el pasado, o  juegan a soñar despiertos con un futuro mejor.





http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.