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El reciclaje de la confrontación

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Sin el andamiaje de la confrontación, el castrismo hubiese sido una utopía inalcanzable. Ese resultó el eje principal de una estrategia que a más de 50 años continúa siendo útil en la obtención de cuotas de legitimidad.

Los gobernantes tienen un largo historial en la creación de las crisis, con el propósito de lograr reajustes internos y éxitos diplomáticos, a un costo relativamente bajo. A pesar de lo reiterativo de la fórmula, las ganancias no han sido despreciables. Uno de los pilares en la arquitectura de tales políticas, radica en la cercanía con la primera potencia mundial. Esta circunstancia ha devenido en el plato fuerte de un gobierno débil.

El asunto hay que mirarlo dentro de varios hechos fortuitos o provocados, coyunturas y habilidades, bien articuladas por los artífices de la dictadura. Atizar el fantasma del enemigo externo, la mayoría de las veces de manera desproporcionada y casi siempre fuera de la realidad objetiva, es la coartada a usar cuantas veces sea posible para reponer las fuerzas perdidas en el acto de gobernar el país, a través de un incompetente partido único, economía centralizada, más de 200 cárceles y campos de trabajo forzado, junto a un ejército de burócratas.

De no existir Estados Unidos y la Unión Europea, el llamado socialismo cubano hubiese inventado otros adversarios como parte de su filosofía de provocaciones y posturas que se identifican con las tensiones y la crispación.

Cuando parece que la armonía y la flexibilidad son premisas esenciales en el transcurso de un proceso conciliatorio, llegan el estancamiento o la ruptura, porque todo es parte de un juego, en el cual la creación de falsas expectativas, es una de las artimañas para ganar tiempo. Al final regresa la intransigencia, quizás en sus versiones más rígidas.

Dar gato por liebre, incumplir lo previamente acordado o manipular sin cortapisas los puntos de la agenda previamente convenida, definen una práctica que caracteriza al gobierno cubano en la mayoría de los procesos de negociación política que han tenido lugar desde sus inicios en 1959.

Algo de esto se visualiza en las conversaciones promovidas por el ex-canciller español Miguel Ángel Moratinos y las máximas autoridades de la Iglesia Católica.

Mediante oscuras maniobras los presos de conciencia excarcelados viajaron de sus respectivas celdas al aeropuerto, rumbo a España. Es decir, que la libertad se convirtió en destierro.

Es posible que muy pronto vuelvan a la palestra los actos de repudio dirigidos por la policía política, nuevas detenciones y encarcelamientos, además de otras medidas represivas del vasto arsenal en poder de la élite, que se niega a transitar por los caminos de la democracia.

A fin de cuentas, la Posición Común impuesta por el bloque europeo en 1996 sigue en pie, y por otra parte el señor Moratinos fue despojado del cargo recientemente.

La paz no es consustancial a la supervivencia de la gerontocracia que detenta todo el poder en la Isla. La tirantez es su oxígeno, el madero para su naufragio. Otra negociación puede estar en el umbral del fracaso. Nada extraordinario en la historia del castrismo.

oliverajorge75@yahoo.com





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