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El amo ratifica su confianza

José Fornaris (PD)

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - En los últimos dos  días del mes de octubre  se realizó el pleno número 86 de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC); en esta ocasión, de acuerdo con lo informado, fue ampliado; es decir, participaron otras personas aparte del Consejo  Nacional de la CTC.

Raúl Castro clausuró la reunión  de los líderes sindicales. La prensa oficialista, al parecer, no fue autorizada a participar; no se filtró información alguna respecto a lo debatido en esa asamblea. Tampoco se anunció que se iba a realizar.

El pasado lunes, el periódico Granma y el semanario Trabajadores publicaron un extenso artículo, sin crédito y con el mismo titular en grandes letras rojas: Ratifica Raúl confianza de la Revolución en el movimiento sindical, donde se hace referencia al “movimiento obrero”. Esto viene a cuento por el plan de dejar desempleados, en una primera etapa, hasta el próximo mes de marzo, a medio millón de trabajadores, y desean  que la gente entienda que eso es algo beneficioso.

Lo publicado dice que Castro aseguró: “Corresponde a ustedes, desde el Secretariado de la CTC hasta el más modesto dirigente sindical, jugar el mismo papel que en su momento desempeñara Lázaro Peña, que con sabiduría y experiencia solicitó en el histórico XIII Congreso de la CTC, en 1973, renunciar a las conquistas arrancadas a la burguesía, pues la situación había cambiado y los obreros eran los dueños de los medios de producción”.

Pues bien, ahora los “dueños” se tienen que ir para la calle. Y en el “reordenamiento laboral”  (¡qué bonito suena!) emprendido, más de un millón de trabajadores-dueños sobran en las llamadas empresas presupuestadas, según dijo el propio Castro en el mes de abril.

Hasta la saciedad, los medios y los jerarcas del régimen le han dicho al pueblo de Cuba, y a cuanta persona fronteras afuera ha querido escucharlos, que en Cuba existe un Estado de trabajadores y que los gobernantes no son otra cosa que representantes de la clase obrera.

Sin embargo, Castro afirma que la revolución, es decir el Estado-Gobierno, tiene confianza en la clase obrera. Cuando el asunto debe ser al revés. Son los trabajadores, que en Cuba suman casi cinco millones, los que deben tener confianza en los gobernantes.

El general Castro que, presuntamente, está ejerciendo como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros con el consentimiento del pueblo, y a quien se le paga por su labor, para que ponga en práctica el mandato que se le entregó en función de la voluntad del gran soberano, lo que debió hacer es pedir un voto de confianza  de los trabajadores.

Pero casi 52 años después de ejercicio continuado del poder prácticamente omnímodo, han desarrollado mentalidad de amos en el pequeño grupo que integra la cúpula gobernante.

José Martí, en 1883, ya había vislumbrado este tipo de situación, y escribió: “Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entre buscan y se hombrean unas a otras”.

Y en Cuba, no tenemos otra alternativa que liberarnos de la casta. En estos tiempos un pueblo con amos es una vergüenza inconmensurable

fornarisjo@yahoo.com





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