IMPRIMIR
Hurones verdes

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Como ya sabemos, los hurones fueron traídos a Cuba para que exterminaran a los ratones, pero el remedio resultó peor que la enfermedad, pues en lugar de aniquilarlos, se convirtieron en sus competidores para la depredación.

¿Por qué será que recordamos esta historia al ver que todo se militariza en la Isla justo en momentos en que el régimen dice estar dispuesto a exterminar la corrupción?

La diferencia en todo caso es que los introductores del hurón no tuvieron la oportunidad de comprender a tiempo su error de cálculo. Los trajeron y soltaron en el campo de un tirón, sin la posibilidad de volver a recogerlos en caso de que saliese mal la prueba. Ahora, en cambio, es de suponer que existan los antecedentes necesarios para vislumbrar el mal remedio de los hurones verdes.  

Claro, si de lo que se trata no es de eliminar la corrupción sino de encubrir sus manifestaciones más visibles, de extremar los controles con el fin de que no trasciendan al conocimiento público, de encerrar la corrupción bajo siete llaves para práctica y beneficio exclusivo de sus guardianes, entonces el remedio podría ser el adecuado, teniendo en cuenta la eficiencia (digámoslo así) que en el particular demuestran los militares, no sólo en nuestra isla sino en todo el mundo.  

Ahora bien, si hablamos de un interés serio, responsable, cabal por eliminar la corrupción, en principio no hay otro camino que el de enfocar el asunto desde la transparencia y desde el tratamiento público más abierto y diáfano, o sea, sin militares. Aunque no sólo. También habría que decir sin totalitarismo, sin prensa vasalla y sin caciques.

Por otro lado, aquello a lo cual suele llamársele el pragmatismo de los militares (sean de Cuba o de cualquier parte), no es sino un comportamiento robótico, dependiente en absoluto de la entidad superior, vacío de ideas propias, que nada tiene que ver con los más sobresalientes postulados del pragmatismo, según los cuales la principal función del pensamiento es guiar la acción, en tanto la comprobación de la verdad debe hacerse mediante los efectos prácticos de la idea.

De modo que apelar al supuesto pragmatismo de nuestros militares como disyuntiva para enfrentar la corrupción, viene a resultar no sólo inconsistente y peregrino, tanto como atojarle los hurones a los ratones, sino además, parece evidenciar que el régimen reconoce su incapacidad ante la tarea y se conforma con darle tratamiento de maniobra estratégica y hasta tal vez de secreto de Estado.

Esto nos recuerda también que el hurón, luego de resultar un chasco para sus introductores, se tornó peligroso, como uno de los grandes causantes de la rabia en Cuba.  



http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.