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¿Represión o tolerancia?

Gustavo Pardo Valdés

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Desde diciembre de 2009, las Damas de Blanco han venido sufriendo una escalada de violencia e intimidación que se extendió hasta fines de abril de este año.

El movimiento surge a partir de la acción represiva emprendida en marzo de 2003 por el régimen contra 75 opositores pacíficos. Esta acción sumió a sus esposas en un torbellino emocional, hasta ese momento desconocido. La mayoría de las esposas de los 75 no estaba involucrada en las actividades opositoras de sus cónyuges. Eran sencillas amas de casa.

Estas mujeres se vieron obligadas a asociarse en busca del apoyo y solidaridad de que estaban tan necesitadas; lo cual, sumado a la impotencia y desesperación en las que estaban sumidas, llevó a seis de ellas el domingo 30 de marzo de aquel año, a la iglesia de Santa Rita de Casia, en Miramar, a quienes se sumó la señora Marcela Sánchez Santa Cruz, precursora de las Damas de Apoyo, porque no tenía familiares presos.

A partir de ese momento, oficiales de Seguridad del Estado no dejaron de visitar a las esposas y otros familiares del Grupo de los 75, acudiendo a todo tipo de presiones para que ellas desistieran de protestar pacíficamente.

A pesar de todo, las Damas de Blanco continuaron ganando espacio, extendiendo sus caminatas a diferentes barrios de La Habana. Llegó el momento en que el desafío abrió los ojos a otras mujeres, que se sumaron al movimiento como Damas de Apoyo.

La fuerza y prestigio de las Damas de Blanco crecía con el transcurso de los meses, llegando a constituir un peligro para el régimen, acostumbrado a sostener su poder absoluto sobre la sociedad. El gobierno consideró inadmisible este desafío protagonizado por mujeres de pueblo que cuestionaba su preponderancia política, y reaccionó forma violenta, lanzando las turbas contra las Damas de Blanco.

Lo significativo es que el régimen se ha visto obligado a declarar una moratoria en esta escalada de terror, aceptando la mediación de la Iglesia Católica, algo inédito en la historia del proceso “revolucionario”, con el propósito de encontrar una salida a una situación que ha puesto en evidencia el carácter inhumano del régimen.

Las Damas de Blanco se han convertido en las primeras opositoras con las que el gobierno ha dialogado. Si estas negociaciones fracasan, el gobierno se encuentra ante la encrucijada: más represión o tolerancia.  




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