Aleaga Pesant

LA HABANA Cuba, mayo (www.cubanet.org) -  En la noche del primer viernes de mayo, la noticia corrió por los teléfonos de la ciudad. No discriminó entre móviles y fijos. Demócratas, periodistas libres y bibliotecarios independientes se pasaban la nueva buena: Virgen García estaba en libertad. Según narra ella misma, casi fue expulsada del edificio prisión a la caída de la tarde, sin dinero y con la ropa que llevaba puesta cuando fue detenida. Estuvo tres días en el calabozo de una estación de policía. No mediaron palabras o negociaciones. 

-Estás libre -le dijeron-, ahora mismo.

¿Por qué se liberó a esta mujer luego de ser condenada a veinte meses de privación de libertad?  ¿Qué motivo hizo más humano, por un segundo, al régimen?  ¿En qué se parece el caso de Virgen García al de Juan Carlos González (Pánfilo)? 

Como se recuerda, Pánfilo (¡Jama! Aquí lo que hace falta es, ¡jama!) fue condenado por peligrosidad social.  Pocos días después de ratificarse la condena, fue liberado por el reclamo internacional.  

Muchos coinciden en el rol de los periodistas libres. Ellos denunciaron las incidencias del arresto y reclusión, y brindaron la plataforma necesaria para que el mundo conociera el hecho.  Durante las tres semanas que duró su encierro, crónicas, artículos y análisis sobre el tema fueron publicados en los medios alternativos: CubaNet,  Primavera de Cuba, Misceláneas, Radio Martí y los sitios web de los bloggers dentro de la isla.

Un punto de análisis fue la actitud de las cautivas en la prisión Manto Negro. La policía política, a través de las reeducadoras, agentes y mandantes, anunció la presencia de una contrarrevolucionaria en la cárcel, y que preparaba un plan de fuga masivo, con el objetivo de crear tensiones adicionales entre las reclusas y las carceleras. Esperaban que por oportunismo, chivatería o prebendas, las presas se prestaran al juego de dificultarle la vida a Virgen.  Sin embargo, la respuesta fue inversamente proporcional. Las tensiones creadas no surtieron el efecto deseado.
 
Las reclusas, al conocer que Virgen era periodista independiente y Dama de apoyo a las Damas de Blanco, le mostraron su solidaridad y empezaron a contarle sus terribles historias para que las hiciera pública.

También, entre las claves de la liberación, está el enfrentamiento entre los que piden mano dura contra la oposición democrática, y los promotores de reformas graduales que permitan el libre aterrizaje de la modernización. Entre esas tensiones se encuentran la fiscalía y el órgano de justicia actuante. Sobre todo, luego de las valoraciones sobre las violaciones del procedimiento penal llevadas a cabo por los representantes de la ley.

Por último, la solidaridad internacional.  Pero sobre todas las cosas, el valor y disciplina de Virgen García. Un formidable ejemplo de coherencia en medio de complejidades y sensibilidades.

aleagapesant@yahoo.es